martes, 8 de julio de 2014

08 de julio de 2014

  ¿Qué de tiempo no? La verdad es que no me he encontrado motivado últimamente para dedicarle un rato a mi querido blog. Así que no es que no tenga cosas que contar, si no que hasta ahora no me ha apetecido sentarme un rato a hablar conmigo mismo e ir dando forma a frases y párrafos para compartir. Y de repente, hoy, me han entrado muchas ganas. Eso sí, no tengo muy claro por dónde empezar, los recuerdos se van amontonando, difuminando, mezclando y a través de ese curioso y natural mecanismo, se va fraguando el imaginario que en definitiva quedará en mi memoria.

  Mis recuerdos más inmediatos son de mi paso por Casa Muriel, paso que ha tenido muchas más luces que sombras, pero del que he sacado en claro que no me dedicaría al rubro de la hotelería. Si bien es cierto que el trabajo no requiere de un gran esfuerzo físico, la carga mental que supone no sé si me gustaría llevarla en la mochila diariamente, básicamente, estás veinticuatro horas disponible y dispuesto, lo que esclaviza mucho. Ahora bien, la experiencia ha sido totalmente positiva, en primer lugar por lo agradable que es pasar unos días en ese oasis en medio de la gran urbe, no sé si os había hablado de ello, pero Casa Muriel es eso, un oasis, ajeno al ir y venir de las marabuntas humanas y mecánicas que inundan la ciudad, ajeno a los ruidos del tráfico rodado, al stress que respira Santiago. Un pasillo verde e interminable termina desembocando en un hermoso jardín que precede a una bella casa colonial. Al levantarte por la mañana no se oyen motores, se oye el canto de los pájaros que habitan en los árboles, en especial en un eucalipto de un porte inconmensurable para estar en medio de un jardín. Sólo por eso hubiera merecido la pena. Pero además, ha sido bonito convivir con personas diferentes, conocer gentes distintas, tener largas conversaciones con algún que otro pasajero, cocinar para gente y ver que disfrutan. Además, de todo aquello se ha hecho alguna que otra amistad. Sin ir más lejos, el pasado sábado estuvimos en una fiesta de cumpleaños de una amiga que hicimos allí, María, andaluza como nosotros. La conocimos en unas jornadas de trabajo en Casa Muriel de la Cosech, que es una organización sin ánimo de lucro que trabaja con cuestiones de género y cuyos integrantes degustaron una de mis paellas, la sangría se quedaron sin probarla, que tenían que trabajar. Otra cosa buena que ha tenido mi paso por Casa Muriel es que me dejaron auto para moverme, y la verdad que me ha venido bien para ir soltándome con al volante por  las calles y avenidas santiaguinas. Por último, en el tiempo que he pasado en el Hotel, me he dado cuenta de que echaba de menos nuestra casa en Chile, lo que me lleva a la maravillosa conclusión de que hemos creado un hogar aquí.

  ¿Del mundial que me decís? Toda Sudamérica está volcada y feliz con el mundial tenga lugar por estos lares, además de que ha sido todo un récord de los equipos americanos tanto en representación como en rendimiento, si no que le pregunten a los costarricenses o ticos como les dicen por aquí. Lo de España tenía que pasar, fin de ciclo, la cara amarga del deporte, pero es más amarga, yo creo, por haber probado las mieles de la victoria, y como no, por nuestra propia ideosincracia. Me alegro por los equipos de este maravilloso y rico continente, me alegro por que les han dado una lección de humildad a los clásicos (bueno a algunos). ¿Sois conscientes de que la plantilla entera de la selección de Costa Rica tiene el mismo valor de mercado que Mario Ballotelli? Muy fuerte. Parece que hay mucho de marketing y  de especulación en esto del fútbol ¿no? Y está bien que queden esas cosas en evidencia. Por mi parte, si os digo la verdad, no sé si era por la compañía o por cuestiones morales, sufrí mucho más con el partido de Chile con Brasil que con los partidos de España. Y no os podéis imaginar cómo ha estado la gente de volcada con la selección chilena, el recibimiento que tuvieron los jugadores al llegar a Santiago fue digno de unos auténticos campeones. ¿Alguna vez habéis visto eso en España después de que eliminaran a la selección en octavos de final? Allí es todo lo contrario, derrotismo y crueldad, al que un día ensalzamos y llevamos a la gloria, al día siguiente lo denigramos y ninguneamos sin ningún pudor, como si todo lo que hayan conseguido hasta la fecha no sirviera de nada. ¿Heredado de la cultura romana clásica? No lo sé, pero me gusta más la forma de proceder de los chilenos. Por cierto que ahora mismo está jugando Brasil, impresionante el Maracanazo 2.0 que está teniendo lugar, bueno 5.0 más bien. Lo que me jode es que esté siendo Alemania y no Colombia o Chile.

  Por cierto, otra cosa que tengo que contar, ¿sabéis donde estoy viendo el partido? En mi nueva oficina, la cosa está pintando muy bien por aquí con los proyectos que estoy moviendo y he creado una empresa que irá de la mano de Silvaqua, pero a este lado del charco, la hemos bautizado como WELANG, que significa verde en mapudungun, la lengua Mapuche. Una vez parida la empresa y realizados los trámites correspondientes, me he alquilado un espacio en un coworking de gran categoría, por lo que además de salir de casa, tengo compañeros y un ambiente de trabajo inmejorable.

  Ahora que estoy terminando esta entrada, caigo en la cuenta, mañana hacemos medio año en Chile, la verdad es que además de bien se ha pasado muy rápido. Y en contrapartida parece que llevemos aquí un siglo, lo que hace que estemos esperando el viaje a Cádiz como agua de mayo. Extrañamos mucho. Pero a pesar de eso, estamos felices, contentos con la decisión tomada y con el curso de las cosas por aquí. Medio año de vivencias, de descubrir, de reír, de llorar, de disfrutar, de socializar; medio año de asados, de cumpleaños, de eventos, de paseos, de salidas a comer, de visitas, de reuniones; medio año de nueva casa, de nueva bicicleta, de nuevas comidas, de nuevos amigos; medio año de dibujar, de escribir, de relatar, de conversar. Medio año de nuevos horizontes y esperanzas. Medio año más de amor.

  Continuará…


  PD: echaba de menos escribir.



jueves, 29 de mayo de 2014

29 de Mayo de 2014

  Hola a todas y a todos, a pesar de que últimamente estoy un poco introspectivo, ya estaba echando de menos contar algunas cosas. En cuanto a lo de mi estado, no alarmarse, más que preocupaciones, por suerte lo que están surgiendo son múltiples oportunidades, de ahí que dedique bastante tiempo a labores reflexivas. Hablando de reflexiones, no sé cómo se estará viviendo en España el actual panorama político que han puesto en evidencia las recientes elecciones europeas, desde la distancia se ve bastante esperanzador. Y más allá de los escaños obtenidos por uno u otro partido, me alegro en primer lugar porque la gente despierta, la creciente movilización popular se está traduciendo por fin en política y en una posibilidad tangible de cambiar el orden de las cosas. Y cuando digo política, digo política institucional, porque política ya se hacía fuera de las instituciones, pero bajo mi punto de vista creo que solo hay dos caminos posibles para cambiar las cosas, o desde dentro aceptando a priori las normas del juego para cambiarlas posteriormente, o mediante el uso de la violencia, sea lucha armada, huelgas indefinidas, desobediencia civil u otras formas de agresividad para con los poderes establecidos. En mi caso siempre he sido defensor de la primera de ellas, ya que creo que otra democracia es posible, que digo otra, una real, en la que los ciudadanos seamos parte activa en la toma de decisiones, en la que nuestra participación no se limite a depositar una papeleta cada cuatro años. En segundo lugar, me alegro porque por mi estrecha relación con la izquierda y con los movimientos sociales, sé, como sabemos muchos, que no son pocas las personas jóvenes con grandes capacidades, con gran oratoria, con coherencia, dispuestas a trabajar a destajo, y por tanto a gestionar tanto el cambio, como lo que vendrá después, que desde hace años llenan los movimientos sociales, las bases de los partidos a la izquierda del PPSOE, las aulas universitarias y tantos otros espacios de lucha social. Pues bien, a estos jóvenes ya nadie los toma a risa, se están ganando el respeto de las gentes decentes y el temor de las indecentes, esto tenía que pasar antes o después ¿O alguien fue tan ingenuo de creer que la generación más preparada de la historia iba a estar aletargada eternamente? Lo que pasa es que tanta capacidad de crítica, de librepensamiento, de reflexividad, y tanta preparación, al igual que abren un abanico brutal de posibilidades, hacen más difícil encauzar a la gente en una única dirección. Pues bien, esa dificultad la ha solventado la grave situación por la que estamos pasando. Ahora sí, parece que la dirección es clara, conseguir desde la izquierda una verdadera soberanía popular y construir a partir de ella un nuevo orden social, los debates sobre el cómo se gestionará este nuevo orden vendrán luego y se tendrá que impulsar la participación ciudadana en los mismos. Aunque, por suerte, parece que no son pocas las cuestiones en las que hay un amplio consenso. Por cierto, la gente de mi generación ya no somos tan jóvenes. Para finalizar esta perorata política, hecha desde mi ignorancia y probablemente pobre de contenido, solo quiero brindar por el poder popular y por una sociedad mejor, justa, igualitaria, educada, sana, y como no, contenta. ¡Salud!

  En otro orden de cosas, he de decir que últimamente hemos estado bastante entretenidos por estas latitudes. El primer recuerdo que me viene a la mente de estos últimos veinte días es el del gran Drexler cantando Cai creo que caí para miles de personas en un teatro al otro lado del charco, por supuesto antes de cantarla dio las gracias a mi tierra, entre otras cosas, por el cariño recibido, y no venía a cuento hablar de Cádiz en Santiago de Chile, por lo que está claro que le salió del alma. Gran concierto, aunque he de decir que para escuchar en casa, el último disco no me gusta tanto como otros, ya que creo que se ha centrado más en la elaboración musical que en la poesía.

  Otra cosa que ha tenido lugar en estos días ha sido una efeméride de gran importancia para mí, nuestro segundo aniversario de bodas. Y para celebrarlo nos hemos ido un fin de semana a una cabaña al Cajón del Maipo, un lugar maravilloso que es impensable que esté tan cerca de esta inmensa urbe. La cabaña estaba junto al cauce del Río Maipo, que da nombre y vida al lugar, desde una terracita en la cabaña, podíamos contemplarlo durante el día, o mirar las estrellas por la noche. Dormir y despertar con el sonido de un río me parece una cosa magnífica. En medio de la cabaña, una salamandra calentaba la estancia, y junto a ella, grandes conversaciones y una sensación de extrema felicidad. No voy a volver a elogiar a la mujer que ha querido que caminemos juntos por la senda de la vida porque no quiero ser reiterativo, pero si quiero decir una vez más que agradezco enormemente el estado de felicidad en el que vivo, y que está por encima de las circunstancias.

  Por supuesto tampoco han faltado los eventos con Camilo y compañía, de entre los cuales destaca la despedida de David. Sí, el etarra como le dicen aquí por el mero hecho de ser vasco, se ha marchado a Calama, en principio a trabajar, no sé si terminará montando un comando… Ahora en serio, se ha ido a trabajar allí ya que la empresa estaba teniendo complicado buscarle hueco en Santiago, así que tras meses de espera ha decidido probar suerte en Calama, y la verdad es que está, como decimos en Cádiz, a una tiraita. Ha sido una alegría conocerlo, e imagino que fruto de las circunstancias, en muy poco tiempo se ha convertido en un buen amigo al que, vea más o menos a menudo, recordaré siempre como una gran persona. Una de las cosas que más me gustan de él es que le gusta y sabe discutir, podemos discutir largas horas sobre un tema sin aspavientos ni enfados, respetando los argumentos del otro y nutriéndonos de las ideas mutuas en un ejercicio de reflexividad compartida.

  Hablando de eventos con Camilo, han tenido lugar una serie de quedadas para trabajar entre amigos en mejorar el patio de Juan Gozón (la casa de Camilo para quien no lo recuerde), acudimos a una de esas jornadas y disfrutamos bastante, de la compañía y del trabajo realizado. La verdad es que el patio ha mejorado notablemente, y eso redunda en beneficio de todos ya que es el centro social habitual de casi todas las reuniones. Otro evento del que a lo mejor termina saliendo incluso algo lucrativo han sido mis paellas, hemos comprado incluso una paellera grande y un fogón especial para acoplar a las cocinas, y estamos pensando hacer eventos periódicos de gastronomía española en Casa Muriel, como los que hacemos para nuestro goce y disfrute, pero abiertos al público para sacar unas perrillas que nunca vienen mal. No, si al final termino dedicándome a la hostelería… Espero que no, que es muy sufrida.

  Por último, comentaros que se está cociendo visita a Cádiz en septiembre, así que preparaos para recibirnos como merecemos, es decir, con cachondeo y cervecita sobre todo, pero sin que falten los besos y los abrazos. ¡Hasta otra!


  Continuará…




viernes, 9 de mayo de 2014

09 de Mayo de 2014

  Hola amigas y amigos, ¿qué de tiempo no? La verdad es que lo echaba de menos, pero no he andado sobrado de tiempo estas últimas semanas, ya que he estado bastante liado por trabajo, y si he tenido pequeños descansos, no me apetecía pararme frente al ordenador por más rato. Pero aquí estoy, transmitiendo de nuevo como nos van las cosas por aquí.

  Estos días hemos tenido la suerte de tener en casa a Raúl, un nuevo individuo que se ha sumado a la aventura chilena y que fue compañero de Bea en Cádiz durante tres años, y las cosas de la vida, ahora es compañero suyo en el Hospital de San José. Congeniamos desde el primer momento, además fue en plan cita a ciegas, ya que Bea estaba de turno el día que llegó y apareció en casa sin que nos conociéramos previamente. Un gran fichaje, y encima también es un gran fichaje futbolístico que hemos hecho para nuestro equipo por que el tipo se pasa jugando a la pelota. Además, compartimos bastantes ideas y por si fuera poco, nos ha regalado entradas para ir a ver a Jorge Drexler esta noche, en el “Teatro Caupolicán”, que es un lugar con solera y que queda cerquita de casa. Ya os contaremos que tal el evento.

  En cuanto a trabajo, como ya os he dicho he andado liado, ya que ha entrado trabajo de España y probablemente entre más. Y como dato curioso, durante tres semanas de Junio voy a tener un trabajo totalmente novedoso para mí, ya que los varones del Clan Kraljevich, es decir, Juan, Camilo y Sebastián, parten para Brasil a ver el mundial y yo me quedo al cargo de “Casa Muriel”. María Eugenia se les suma más tarde y disfrutarán los cuatro de la última semana del viaje. Así que a ver como se me da el asunto de la hostelería, espero que bien, de momento voy a sentirme un poco más útil esos días, y seguro que disfruto de buenos momentos, con lo que me gusta hablar a mí.

  ¡Por fin he conocido la Maestra Vida! Una salsoteca de la que Camilo y los suyos llevan hablándome un montón de tiempo. Y por fin el otro día hice escala allí, un sitio muy particular y con mucho swing, la verdad es que no desmerece la fama que le dan. Gente de todas las edades bailando salsa en un local con sabor añejo y un ambientazo caribeño que te hace disfrutar bailes o no. Otra cosa que he conocido en estos días ha sido el Bar “La Unión”, un lugar que se convirtió en guarida de escritores durante la dictadura, y que conserva todo su sabor. Allí tuvo lugar la presentación del último número de “Baño Solo para Clientes”, con el que sigo colaborando, y quizá colabore aún más en los próximos tiempos, ya os contaré.

  Otra cosa que por fin he tenido la suerte de hacer es ver por fin algún directo de los amigos de Camilo, en este caso de “Mákina Kandela”, grupo en el que Gina toca la tambora colombiana junto a varios músicos para quitarse el sombrero y que hacen cumbia y música colombiana con un aporte de influencias más contemporáneas así como de folklore chileno. Se pasan.  

  Por supuesto que estos días ha habido también su correspondiente asado en Casa Muriel, asado que complementamos con una empanada gallega elaborada por el menda que hizo las delicias de los comensales aunque esté feo que yo lo diga. Según ellos ya hago tres cosas bien: la sangría, la paella y la empanada, poco más… serán mamones. Ya lo he dicho en alguna ocasión, pero el humor de esta gente se complementa con el nuestro de forma natural y sin forzarlo, y eso, me hace sentir como en casa. La verdad es que si no fuera por la de gente que echamos de menos, parecería que lleváramos una vida aquí, y creo que gran parte de la culpa la tienen aquellos con los que nos hemos topado al llegar. Gracias gente.

    Por cierto, estamos buscando vuelo para ir de vacaciones a Cádiz un par de semanas, y todo apunta a que será en septiembre… Que ganas de abrazar a tanta gente y disfrutar de su calor y del calor de nuestra tierra. Eso sí, que pocas ganas de volar catorce horas.

  Por cierto, te lo debo Juanita, el día de la madre ha sido recientemente, y si bien te felicité discretamente vía whatsapp, he de decir que estuve todo el domingo acordándome de ti. Imagino que todo el mundo pensará que su madre es especial, pero creo que tú te llevas la palma, tu persona es tan compleja que ahí reside tu riqueza, y por encima de todo, tu ética y tus ideas han sabido hacer de mi mejor persona, además de tu extrema paciencia en las labores educacionales. Y cuando digo extrema es extrema, gracias por eso. No sé si los padres de tus alumnos son conscientes de la suerte que tienen de tenerte como maestra de sus hijos, espero que muchos sí. Y a pesar de que si la memoria no me falla, tú profesión era tu segunda opción, la has ejercido siempre con vocación. Otra cosa que he de agradecerte en grado sumo, es tu pasión por la lectura, que desde niño has sabido transmitirme, creo que yo sería una persona totalmente distinta sin ese gusto por los libros. Otra cosa que me has sabido inculcar es la indignación ante las injusticias, y como no, el esfuerzo por buscar siempre el diálogo entre las personas. He de decir que tengo mucho de ti, y me alegro. Te quiero mamá.

Continuará...



jueves, 17 de abril de 2014

17 de abril de 2014

  Hola amigas y amigos, no se si es mi récord, pero la verdad es ya hace unos quince días que no escribía ninguna entrada, y el motivo no es otro que el tiempo que me ha demorado la nueva sección que estreno hoy, la cual, imagino que siendo la primera no será más que una primera visual por la gastronomía del país, pero espero ir alimentándola, nunca mejor dicho, a lo largo de nuestra estancia aquí. Además de eso, está por aquí Rosa, la mamá de Bea, con lo que la semana está siendo especial en cuanto a tiempo disponible para mis cuestiones, cosa que me agrada bastante siempre que sea por motivos de esa índole. La verdad es que está siendo un placer tener a Rosa aquí, y creo que ella está bastante a gusto y cómoda en nuestra humilde morada. Y por supuesto, se que se va a ir muy contenta con la impresión que se está llevando de nuestra vida en tierras chilenas.

  Como siempre que me demoro en escribir, pierdo un poco el orden de los días en mi cabeza, pero no creo que sea asunto de importancia si la experiencia tal o cual, fue un día u otro, lo importante es que quede constancia y que ustedes disfruten con mis breves historias. Cosa que he de decir que para mi sorpresa hace bastante mas gente de la que me esperaba en un principio, el blog ha superado recientemente las dos mil visitas, cantidad nada desdeñable para un blog de andar por casa y de tan corta edad. Gracias a todos y todas por seguirme, y empujarme de ese modo, a continuar y disfrutar de mi labor.

  Por fin he visitado “La Vega”, que es un mercado inmenso de frutas, verduras e insumos varios, en el que se vende al por menor y al por mayor, y en el que se abastece medio Santiago, tanto particulares, como dueños de comercios y establecimientos hosteleros de diverso pelaje. Si la primera vez que visité la feria del barrio me quedé alucinado, en “La Vega” me he quedado de piedra, es la locura total, olores de todo tipo, bullicio, perros, autos buscando aparcamiento, comerciantes ofertando sus productos a gritos. Otros, más discretos, simplemente colocan sus carteles, y otros, imagino que debido a su fama, no hacen ni una cosa ni otra y están repletos de clientela. Encuentras cantidad de cosas y todas ellas, mucho mas baratas que en cualquier otro lugar. Otra cosa destacable es su ubicación, en pleno barrio de Independencia, en un Santiago mucho mas auténtico, con más sabor y como decimos en mi tierra, con más solera. Alrededor del mercado se encuentran numerosos bares que de donde yo vengo los llamaríamos baches, pero que aquí gozan de un carácter bastante familiar, además de que en muchos de ellos, se reúne gente a cantar y tocar canciones populares. Vamos, lo mas parecido que he visto aquí a una peña carnavalesca. Concretamente el Camilo tuvo a bien llevarnos a “La Milla”, un bar atendido por tres señoras de edad avanzada en el que degustamos unas empanadas y unas cervezas al son de las cuecas que cantaban y tocaban los habitantes de tan autóctono lugar.

  Otro sitio que por fin hemos visitado es el Cerro de San Crístobal. La verdad es que con esto de que venimos a quedarnos, hemos dejado un poco de lado las cosas más turísticas, pero como ha venido visita hemos querido subir, y he de decir que merece la pena, pero mucho más si vives aquí, ya que es un oasis de silencio y paz en medio de esta inmensa urbe. Todo el asunto que rodea el lugar es de índole religioso y, será por eso, que la gente discurre por este haciendo poco ruido, y encima se escucha una musiquita celestial que invita a la meditación, o a la siesta según el caso. Además, ni que decir tiene que las vistas son espectaculares, desde el cerro si te puedes hacer una idea de la inmensidad de esta ciudad, ya que se puede contemplar en casi toda su extensión. Eso sí, la bajada del cerro fue tarde, y lo que encontramos abierto fue un bar de cuicos en pleno patio de Bellavista (una pijada para turistas y gente de plata), y para que veáis que las apariencias engañan, ha sido el primer sitio donde me ha sentado mal algo de comer, he estado dos días con una gastroenteritis del quince por un pebre en mal estado. Tres meses visitando los mas selectos baches de la ciudad, comiendo alimentos en la calle o en cualquier kiosko, y la primera cosa que me hace ponerme malo, me la sirven en un bar pijo. Por supuesto lección aprendida, ni una vez más, y es que es mucho mejor ir a los bares que me recomienda el Camilo, no fallan.

  Como no podía ser menos, no ha faltado su asado en Casa Muriel, en el que Rosa conoció el lugar, al señor Juan, al Camilo, a la Gina, al Julián, y a otros visitantes, el Pareja y la Emi. Ha sido un placer poder disfrutar de nuevo de la compañía de estos últimos, la pena ha sido la coincidencia de visitas, y fruto de ello, no haberlos podido acoger en casa, y no haber podido disfrutar mucho más de tan grata pareja, uno por el cariño que le tengo desde hace muchos años, y la otra por que es encantadora; pero en fin, algo es algo y no se puede tener todo, además, si todo va bien volverán en mayo, eso si no nos colamos antes por Mendoza. Otra pena fue que no estaba María Eugenia, por lo que Rosa no ha podido conocerla aún y no se si le dará tiempo. Lo bueno fue que echamos un buen rato, y lo mejor, la palanca, un corte de vacuno que aún no habíamos probado y que nos pareció exquisito.

  Otra visita que me ha impactado ha sido al cementerio, al que fuimos con Rosa y así aprovechamos para que conociera también la zona de trabajo de Bea. Pues bien, aquí se le rinde bastante culto a la muerte, y por supuesto, hasta los muertos mantienen su estatus social, impresionantes los mausoleos de los cadáveres de rancio abolengo, e impresionante que de estas familias, al menos un sesenta por ciento según mis cálculos, poseen apellidos vascos, Eyzaguirre, Echenique, Goicotxea, Irarrázaval, Jaúregui, Aguirre, Balboa, Zañartu, Larraín, incluso el malnacido de Pinocho, por si no lo sabíais, era Ugarte de segundo. Desde Euskadi vienieron, no se en que momento, para quedarse, gente de fortuna o a hacer fortuna. Lo que no entiendo es como estos chilenos no le sacan mas partido al cementerio a nivel turístico, ya que disponen de una maravilla de museo al aire libre, que nada tiene que envidiarle a otros cementerios de mayor fama mundial.

  En fin, entre visitas y paseos, he de decir, que aunque cada vez nuestra vida aquí sea más cotidiana, esta ciudad no deja de sorprenderme.


  Continuará...




jueves, 3 de abril de 2014

03 de Abril de 2014

  ¡Hola! Esta vez he batido el récord de tiempo entre entrada y entrada, y lejos de justificarme, cosa que no creo necesaria, sí me gustaría compartir con vosotros los motivos de tan dilatada espera. En primer lugar, el día que me puse a escribir, recibí una carta de nuestra querida Agencia Tributaria, que si bien no viene al caso discernir, sí que me puso de mala leche para varios días, de hecho si hubiera sido posible, me hubiera borrado de España, donde los cuatreros que se lo llevan a manos llenas reciben amnistías fiscales, y los pobrecitos que intentamos salir adelante pagamos los platos rotos, pero bueno, que os voy a contar que vosotros no sepáis, al menos, desde que estamos aquí, no oigo la palabra crisis cada quince minutos, ni va perdiendo su trabajo la gente allegada, a pesar de que tengan otros problemas como la brecha salarial.

  Luego, pasado el mosqueo y asumido el cobazo casi incuestionable del ente fiscal, se jodió el ordenador, otro gasto, porque está claro que aquí no podemos andar sin semejante herramienta que, entre otras cosas, nos permite estar en contacto con nuestra gente. Así que a pesar de haber adquirido uno nuevo al día siguiente, mi humor volvía a estar ausente, y con él, las ganas de escribir o comunicarme por cualquier medio. Y ya pasados ambos trances, hoy parecía que iba a ser un buen día, pero voy y me levanto medio malo, con un poco de fiebre y bastante congestionado, así que otro día más iba a capitular sin dejar constancia de nuestras andanzas. Pero entre lo cansado que estoy de leer y de jugar a la xbox, y que tras ingerir un San Ibuprofeno me he venido arriba, parece que me han entrado ganas de relatar.

  A todo lo anterior hay que sumarle, obviamente, que nuestra vida aquí está pasando a ser nuestra realidad, nuestra cotidianidad, y con ello, pasan menos cosas destacables y dignas de mención. Pero rascando un poco, siempre hay algo que contar o de lo que hablar, y si no, a expresar sentimientos y así los comparto.

  Lo primero que quiero comentar es el grave suceso de antes de anoche, cuando la Pacha Mama decidió sacudir a nuestros vecinos del norte con un terremoto, y nada de temblor, Señor Terremoto, de 8,3 grados en la escala Richter, y con su correspondiente alerta de tsunami. Por suerte cabe destacar varias cosas: el tsunami quedó en simple marejada causando tan sólo daños en algunos puertos, poca gente fallecida a causa del sismo, tan sólo seis y de los cuales, si no me equivoco, cuatro eran personas mayores que murieron por un infarto del susto. Y por último, y en lo que respecta a nosotros os lo resumo fácilmente, ha sido como si viviendo en Cádiz hubiera habido un terremoto en París, ya que el sismo fue en Cuya, que está de Santiago como a unos 1.600 Km en línea recta, así que no nos enteramos hasta la mañana siguiente al ver el aluvión de mensajes recibidos desde tierras españolas, eso sí, gracias a todas y todos los que os habéis preocupado por nuestra integridad, os queremos y no sabéis cuanto os echamos de menos.

  Lo siguiente que quiero transmitir es que ha llegado el otoño, y con él, la gran marea humana que discurre por Santiago cual marabunta, eso es peor que el frío, ya que éste solo se deja notar en la mañana temprano y en la noche, aquí el Sol ruge con fuerza, y aunque en la mañana hagan siete grados, en cuanto asoma el Lorenzo suben los termómetros hasta los veinte con una facilidad pasmosa. Pero lo de la marea es casi insostenible, por ejemplificar, no os imagináis la tamaña empresa que supone pillar el metro en hora punta, los roces de los extintos domingos de coros en la plaza se quedan en pañales, hay que entrar a empujones, y lo mismo para bajarse, el calor y la hediondez humana llegan a un límite totalmente insalubre, física y mentalmente hablando, por suerte, los desplazamientos son rápidos y la estancia en el infierno no pasa de unos diez o quince minutos. Luego sales a la calle y te sientes libre como un pájaro.

  Otra desventaja que ha tenido la llegada del otoño es la disminución de eventos y asados, aunque alguno que otro ha quedado estos días en el camino, uno de ellos, con motivo de la mudanza del Pini, y con el fin también de enseñarles a los amigos cordobeses un poco de vida chilena de puertas para adentro y un elenco de gente buena e interesante que conocer. Ese concretamente estuvo de gran categoría, a excepción de que se partió el taburete sobre el que descansaba y me caí sobre una bicicleta clavándome un pedal en la espalda. Aún tengo la herida, pero lo más divertido del asunto fue que mientras Miguel, uno de los cordobeses comentaba con sorna la jugada, sufrió la misma suerte y dio tremendo culazo en el suelo. Por cierto, hablando de ellos, Álvaro ya ha tenido la suerte de encontrar trabajo, ya que al no tener problemas por vivir en un sitio u otro, le han ofrecido trabajo en la Región Austral y allí que se marcha. Yo no podría, ¿os imagináis venirnos Bea y yo a la otra punta del mundo para estar entre nosotros a 3.000 Km de distancia? Así que al estar mi área de acción mas restringida, estoy demorándome un poco más, pero bueno, en el tema empresarial van avanzando las cosas bastante bien y con muy buenas perspectivas.

  Por cierto, antes de que se me olvide quiero comentaros que he añadido términos al diccionario y que estoy preparando una nueva sección que verá la luz en breve y de la que ya tendréis noticias. Y más adelante, cuando tenga un poco más de recorrido, me gustaría hacer otra sección de consejos útiles para los que se vayan a exiliar a tierras chilenas.

  Por supuesto tampoco ha faltado su correspondiente almuerzo familiar en Casa Muriel, con la gente del Camilo, con la que una vez más, quiero recalcar que me siento como en casa.

  Bueno, y para terminar quiero dejar constancia de lo orgulloso que me siento de compartir mi vida con una MUJER como Bea, y digo MUJER, en mayúsculas, por que su persona es mayúscula. Soy todo un afortunado por poder caminar junto a ella por la senda de la vida. Es una profesional como la copa de un pino, se ha ganado el respeto de sus compañeros y como no, de los pacientes, incluso algunos le preguntan ya si tiene consulta privada. Se levanta como una campeona dispuesta a atravesar Santiago por el subsuelo para ir a hacer lo que más le gusta, trabajar salvando y mejorando la vida de los habitantes de este mundo, y además, de los habitantes más desfavorecidos, lo que lo convierte en algo más digno de respeto si cabe. Lo hace feliz, con una vocación ciega, disfrutando y aprendiendo, sustentando nuestro pequeño núcleo familiar con una entereza que ya la quisieran muchos y muchas. Además de eso, es mi compañera, mi amiga, mi amante, mi confidente, mi hombro donde reposar, la que me alegra la cara con sus payasadas y con ese arte que tiene, la que me comprende, me valora, me quiere y me hace feliz. Me alegro de estar viviendo con ella esta experiencia tan fuerte, por que igualmente saldremos fortalecidos de ella como pareja. Mil besos de esos.

  Continuará...





miércoles, 19 de marzo de 2014

19 de Marzo de 2014

  ¡Hola! Otra semanita más por estas tierras chilenas con gran fin de semana incluido. Antes que nada, y aunque no sea muy de estos asuntos, quiero felicitar a todos mis familiares y amigos llamados José o que son Papás, pero especialmente quiero felicitar a Juanito, que es como he estado llamando a mi padre en esta última etapa de convivencia que disfrutamos antes de partir a donde hoy nos encontramos. Felicidades por ser como eres y mantener ese espíritu joven y positivo que tanto me contagia, por estar siempre dispuesto a ayudar a los demás, por lo poco rencoroso que eres, por ser tan proactivo, por no dejar de aprender nunca, por estar a gusto contigo mismo, por vivir tu fé y tus ideas a tu manera, sin cortapisas doctrinarios, felicidades por tanto bueno aprendido de ti y que espero seguir aprendiendo, genio y figura, como dicen aquí, te pasaste. Te añoro mucho, y a ti también Juanita, pero es el día del padre, ya te tocará.

  Después de este breve pero intenso inciso, os cuento. El viernes en la mañana fui con Julián, el nuevo integrante de la casa de Camilo y con el que hemos hecho muy buenas migas, a buscar un coche que habíamos alquilado para el fin de semana, ya que íbamos de excursión, éramos ocho, y Camilo sólo podía disponer de un auto. Después de un agradable paseo por el Parque Bustamante, cruzamos el Mapocho por el puente del Pío Nono y giramos por Bellavista, que es donde se encuentran las oficinas en las que habíamos reservado el aparato en cuestión. Después de su correspondiente cola, porque como debe ser, aquí la gente hace sus gestiones con calma, rellenamos el contrato, le dimos al tipo nuestra documentación, y tras hacerle al Nissan escogido su correspondiente revisión, nos entregaron las llaves del mismo.

  Fuimos hasta Juan Godoy, rebautizada en los últimos tiempos como Juan Gozón, y que si no lo he dicho antes, es la calle donde se ubica la casa del Camilo y ya también del Julián, y allí se bajó este último, tras lo cual me dispuse a realizar mi primera incursión santiaguina al volante. He de decir que me la esperaba peor, pero no se si fueron las ganas que tenía de probar o que ya voy conociendo como moverme por aquí con eso de andar en bici, pero lo cierto es que fue bien la cosa. Llegué hasta la puerta de mi casa tras una vueltecita, y el amable Don Manuel, uno de los conserjes que trabajan en el edificio, me hizo hueco en la misma puerta de casa para que estacionara el vehículo. Subí a casa, almorcé algo, bajé al super a abastecernos para el fin de semana y en un rato estaban David y Juana en la puerta de casa para que saliéramos en busca de Bea, previa parada en Juan Gozón para sumar a Julián a la expedición. Llegamos al hospital donde trabaja Bea, y al minuto salió por la puerta, pero a Camilo y a Gina les quedaba como una media hora por llegar, así que nos paramos en un bar a tomarnos unas chelas para hacer tiempo. ¡Ah! Se me olvidaba decir que con ellos venía Dylan, nuestro querido amigo cuadrúpedo. Ni que decir tiene que ya de noche y saliendo a carretera, le traspasé los poderes a Julián para que nos llevara por buen camino hasta el poblado de Chocota, a la casa de la playa de la familia Kraljevich-Chadwick. El viaje demoró mas de lo previsto, ya que unas graciosas obras, llevadas a cabo por una graciosa empresa, como no, española, tenían formado un taco de grandes dimensiones, por lo que a las dos horas que suelen tardarse, tuvimos que sumarles como una hora y media más.

  Así pues, después de un pesado pero tranquilo viaje, llegamos al final de la calle Punta Brava del mencionado poblado, la cual desemboca en un acantilado inmerso en el Océano Pacífico, y allí apareció ante nosotros una bonita y acogedora cabaña levantada sobre una estructura de madera, y construida del mismo material, al parecer por el propio Camilo y su familia, con la ayuda de un maestro albañil. Descargamos las cosas, repartimos los dormitorios, y como no, nos pusimos a prender la parrilla para su asado de rigor. A pesar de lo cansados que estábamos, la buena onda que teníamos al haber llegado a semejante remanso de paz lejos del bullicio de Santiago, nos tuvo despiertos hasta pasadas las cuatro de la madrugada. Ahora que lo pienso creo que también ayudó la hoguera que hicimos, ya que hacía un fresquito considerable.

  A la mañana siguiente despertamos temprano y para nuestra felicidad, Gina estaba terminando una fuente de arepas para el desayuno. Las arepas son como una masa de maíz aplastadita y redondeada que se hace frita o tostada y a la que se le suele agregar queso, mantequilla... Nos encantaron a Bea y a mi, tanto que la mañana siguiente, Gina se despertó mas tarde y las hicimos nosotros. Bueno, a lo que iba, ya de día pudimos apreciar mejor donde nos encontrábamos, en una aldeucha de calles de tierra y arena, conformada por casitas de madera de fabricación artesanal, ubicada en uno de los pequeños salientes del interior de la “Bahía de Ventanas”, que no es la de Cádiz, pero nos sirvió. Cómo echaba de menos el mar, su olor, su brillo, sus colores, su ruido, creo que hasta ese momento no me había querido dar cuenta. Tras el desayuno nos fuimos a otro poblado llamado Horcón, un poco más evolucionado que Chocota, pero a tan sólo cinco minutos en coche y con una playita llamada como no, “Caleta Horcón”. El pueblo es un hervidero de hippies, caminantes sin rumbo fijo, músicos, vendedores ambulantes, borrachines amigables, perros de todos los colores, y para mi sorpresa, había pelícanos. El Dylan estaba como loco en semejante escenario, y nosotros cerveza en mano, nos dispusimos a disfrutar del sol y de la idiosincrasia del lugar. A unos pocos metros de nosotros, una barquilla adornada con hojas de palma y flores, hacía las veces de coche de caballos para un par de novios, mientras una pareja de curtidos percherones se afanaba en sacar una barquilla pesquera de la orilla, y detrás nuestra un tipo y su guitarra le ponían la banda sonora a la escena. Maravilloso. Allí estuvimos hasta que se empezó a ir el sol y, jugo de piña en mano, por supuesto natural, nos volvimos a la casa. Jugamos a las cartas, tomamos unos vinos, salimos a buscar leña y como no, encendimos la parrilla, eso sí, esta vez hicimos pescado. Una vez más, y como no, con su fogata correspondiente, nos dieron las tantas de la madrugada.

  El domingo, tras degustar las arepas que nombré con aterioridad, nos fuimos a la cala que quedaba justo abajo de la casa, y la verdad es que estuvimos de vicio, sólos, ataviados con una sombrilla, varias cervezas y un juego de cartas. Echamos allí varias horas, tras las cuales nos subimos a comer, y para nuestro goce y disfrute, Camilo y Gina se subieron un poco antes para ir adelantando la comida. Almorzamos, jugamos cartas algunos, y otros descansaron, y ya a eso de las ocho de la tarde y para nuestra desgracia, partimos de vuelta al caos de la gran urbe.

  La semana ha discurrido con tranquilidad, Bea trabajando, yo buscando faena y haciendo las labores del hogar, y sin darnos cuentas ya estamos a miércoles, así que de nuevo esta noche pisaré los terrenos de juego chilenos. ¡Huy! Se me iba olvidando comentar que me reencontré la semana pasada con Álvaro, compañero de carrera que ha venido a Chile a buscarse la vida y al que no veía desde hace años, me dió mucha alegría y hemos tomado ya alguna que otra junto con su amigo Miguel, que le acompaña en semejante empresa, y como no, ya estamos preparando un asado para este viernes...


  Continuará...



jueves, 13 de marzo de 2014

13 de Marzo de 2014

  Hola amigos y amigas, pues resulta que pensaba que hoy no iba a tener tiempo de escribir porque la persona que me está ayudando a moverme con las cosas de la empresa aquí en Chile, me ha inscrito en unas jornadas de biotecnología, renovables y cambio climático, y aquí estoy. Y ustedes pensarán que soy un maleducado por no estar prestando demasiada atención a las mismas, y el motivo es que no contaba con que son en inglés, ya que tanto la mayoría de los ponentes como de los asistentes son británicos, más algún que otro japonés. Y si bien me puedo entender en inglés e incluso leer textos no excesivamente complejos, entender a un tipo con su acento particular en una conferencia de cuestiones tan técnicas me está siendo imposible. De esta me apunto a una academia.

  Si no recuerdo mal, la última entrada que publiqué fue el miércoles de ceniza, día en que la mayoría de mi gente seguro que no estaba en sus casas. Espero que hayáis pasado un gran carnaval, aunque no hayamos estado allí para compartirlo. Por aquí ha discurrido una semana muy activa en lo que a la búsqueda de nuevos horizontes profesionales se refiere, vamos, reuniones, reuniones y más reuniones, y como colofón, estas interesantes jornadas. La verdad es que después del mes de febrero, que es para Santiago lo que agosto para Sevilla o Madrid, parece que la vidilla profesional se ha vuelto a activar al cien por cien.

  En cuanto a lo ocioso, que suele ser el objeto de este Blog por ser lo que más me apetece contaros, tampoco ha estado la cosa parada. El pasado viernes acudimos al Bar “El Trébol” en donde tuvo lugar la presentación del fanzine de poesía “Baño Sólo Para Clientes” con el que ya sabéis que colaboro en las ilustraciones. La verdad es que el evento fue bastante entretenido y tanto asistentes como poetas disfrutamos de sendas lecturas de poemas y a posteriori, y como no, de sendos tragos. El nombre de la revista no es gratuito, al equipo le encantan los bares, la nocturnidad e incluso la alevosía para según que cosas. Creo que voy a seguir colaborando con ellos...

  El sábado a eso de la una de la tarde, tocaron a nuestra puerta y era María, que junto con Juan, su pareja, son dos españoles vecinos nuestros del edificio. Pues bien, el motivo de la inesperada visita no era otro que invitarnos a un asado en la azotea con su grupo de amigos, así que, con un gran pesar para nosotros como podéis deducir, decidimos sumarnos a la fiesta, entre otras cosas por que iba a tener lugar sobre nuestras cabezas, ya que si no os lo he dicho anteriormente, vivimos en el último piso, justo abajo de los quinchos. Así pues, la tarde del sábado discurrió en agradable compañía y entre hamburguesas y choripanes regados con una rica sangría. Eso sí, ni uno de los asistentes al evento era chileno, no sé si se debe a la tendencia de algunos emigrantes de asociarse en guetos de individuos de su misma nacionalidad, o a que no han tenido suerte con los chilenos que han ido conociendo. Lo de los guetos no es nuevo, pero suele darse mas en lugares donde el entendimiento es complicado por motivo del idioma, pero aquí, a pesar de entenderse perfectamente con los chilenos se agrupan peruanos, colombianos, españoles, argentinos. Mézclense señoras y señores, que la variedad enriquece al hombre. Bueno, al margen de esta breve reflexión, echamos un muy buen rato con buena gente y ya casi al caer la noche, fuimos a dar una vueltecita por el Parque Bustamante, en el que había una serie de stands por el Día Internacional de Mujer, y de allí, nos fuimos a hacer una visita a “Casa Muriel”. La visita fue agradable pero breve, ya que hasta que no llegamos allí no nos percatamos de lo cansados que estábamos y a eso de las doce de la noche, aprovechando que Camilo y Gina venían para el barrio en coche, nos vinimos con ellos.

  El domingo estuvimos en la feria en la mañana y en “Casa Muriel” en la tarde, disfrutamos de otra de esas sobremesas interminables con familia y amigos que tan asiduamente nos ofrece la gente del Camilo. Durante la tarde tuvo lugar un importante evento, se disputó el campeonato mundial de disparar agua con la mano, allí estaba Sebas, el hermano de Camilo, en representación de Chile y ostentando el título mundial después de ganar en diversos países de la geografía mundial, y un servidor en representación de España. Muy a mi pesar he de decir que ganó Chile de lejos. Espero no tener que decir esto mismo en el mundial, aunque de aquí a tres meses seguramente tendré el corazón dividido. Por supuesto fuimos en bicicleta hasta allí y de igual modo nos volvimos, cosa que vino muy bien para bajar las comilonas del fin de semana.

  ¡Ah! Se me olvidaba, el último día que escribí estaba a punto de jugar al fútbol por primera vez en esas tierras, y prometí un informe fidedigno, además ayer jugué de nuevo, por lo que el informe es mas fiable que con un sólo partido. Eso sí, voy a hablar desde un punto de vista teórico, porque ya sabéis aquellos que me conocéis que en la práctica, aunque peleado y progresando adecuadamente, no soy el mejor representante de la misma. Pero una cosa tengo clara, esta gente necesitan teoría, si bien no todos, porque por equipo hay un par de ellos con las ideas un poco más claras, pero aún así tienen tendencia al pelotazo, se desordenan tanto atacando como defendiendo y el centro del campo parece no existir. Por ejemplificar, jugando yo por la banda derecha y a la hora de defender, me gritaban, “pero síguelo, síguelo”, y esto era hasta la banda izquierda, quedando dos o tres agolpados ahí, y dejando un lado del campo totalmente vacío. ¿Cómo que síguelo? Que no es la NBA con defensa individual, que si el tío cambia de banda, lo defiende el otro lateral y el primero cae a su sitio de nuevo, vamos, digo yo. Pues a la hora de atacar tres cuartos, la mayoría corriendo de forma desordenada, y como no, ambos equipos con un delantero instalado de forma permanente en el área rival y todos intentando el pase largo al susodicho delantero. Una cosa es que no haya fuera de juego en una pachanga, y otra hacer eso sin pudor y con la mayor normalidad, eso allí lo hacíamos en el colegio. Viendo el panorama, creo que Chile no va a pasar de la fase de grupos. Eso sí, son luchadores, divertidos, se comunican unos con otros a la hora de jugar, todo buena onda, se juega entre amigos, y como debe ser, hay tercer tiempo.

  Por último comentar que el martes fue el cambio de gobierno en Chile y la verdad es que fue toda una parafernalia, como no, estaba Felipito de Borbón presente en tan rimbombante evento. La Bachelet fue de negro, Maduro, como era de esperar, faltó en el último momento, el centro de la ciudad estaba sitiado, y se ha formado un gran revuelo porque Gabriel Boric, el representante del movimiento estudiantil que ha sustituido en dicho cargo a Camila Vallejo y que junto con esta ha logrado ser diputado, acudió con camisa y chaqueta de cuero, por supuesto sin corbata. Como dice algún amigo de por aquí con un ligero tono sarcástico: “llegó el socialismo a Chile”.


  Continuará...



miércoles, 5 de marzo de 2014

05 de Marzo de 2014

  Hola amigas y amigos, esta vez he dejado transcurrir un par de días más de lo habitual para ponerme a escribir, ya que la mayoría de mis seguidores estarán bastante entretenidos durmiendo sus resacas carnavalescas los pocos ratos que estén en sus casas. ¡Qué envidia! Y no sé si precisamente sana...

  Pues nada, aquí la vida transcurre de forma agradable, de asado en asado y metiéndome en líos. El que más entretenido me ha tenido es que he empezado a colaborar con el Blog del Camilo y Cía., “Baño Sólo Para Clientes”, y estoy ilustrando, o intentándolo, algunos de sus poemas para la versión en papel que sacan todos los meses, la que por cierto se presenta al público el próximo viernes en “El Trébol”, un bar cercano a casa. Allí estaremos.

  Otra cuestión nueva que empiezo aquí es el fútbol (por supuesto amateur), pero ya tengo con quien echar los partiditos semanales. El primero tendrá lugar hoy, así que en mi próxima entrada os contaré que tal son jugando al fútbol la gente de por aquí, que viene bien ir estudiando al enemigo para el mundial...

  El pasado viernes veintiocho, día ilustre para todos los andaluces por cierto, vimos la final del Concurso de Agrupaciones Carnavalescas (sí, COAC, pero voy teniendo seguidores de otros lugares y prefiero ser explícito). A la una de la tarde estaba el menda en casa del Camilo, ocupando el patio con la tele y veinte metros de cable de red, ya que por wifi no llegaba bien la señal hasta el patio. Por supuesto iba cargado de bebidas y sendas viandas, algunas de ellas, como no puede ser de otro modo acá en Chile, listas para tirar a la parrilla. Empezamos siendo pocos, nosotros y un par de habitantes de la casa, que si no lo he comentado, el Camilo comparte casa con tres personas más, bueno, cuatro si contamos a la Amalia, una bebé adorable de seis meses hija del Pini y de la Camila, que son gente bacán y que en breve se mudan. Voy a echar de menos saludar a la pequeña Amalia cada mañana cuando pase a buscar al Camilo para el gimnasio. Bueno, que me desvío, a medida que fue entrando la tarde fueron apareciendo nuevos individuos que se sumaron a tan entretenido evento. Evidentemente esto fue en pos de la interculturalidad entre pueblos pero en detrimento de la calidad auditiva, ya que a más número de gente, más difícil que todos se callen a la hora de escuchar. Aún así, pudimos disfrutar de todas y cada una de las agrupaciones que desfilaron por las tablas del Gran Teatro Falla. Y he de decir que estuvo bastante bien, tan sólo eché de menos al “coro de los niños” y a “los gallitos”, que bajo mi punto de vista son los que han soltado mejores letras en todas las fases del concurso, y por ende, debieran haber estado en la final.

  El sábado, con una leve resaca y un poco de sueño, nos dirigimos a la comuna de “La Reina”, donde tiene una parcela la familia del Camilo, y dentro de la cual, su prima Danae se ha construido una casa para ella y su pareja, el Claudio. Gente bacán como toda la que nos estamos encontrando por aquí. Pues bien, allí iba a tener lugar y lo tuvo, una fiesta de inauguración del nuevo hogar en cuestión, fiesta a la que nos invitaron. En principio pensamos que se trataría de una fiesta entre amigos, pero cuando llegamos al lugar, aquello era como una especie de boda sencilla, en la que estaban una multitud de amigos de la pareja así como las respectivas familias. Y allí estábamos nosotros, aportando una sangría a un evento de cierta magnitud, pero eso sí, sencillo, hecho por gente sencilla y para gente sencilla. Y lejos de lo que se pueda imaginar a priori, no nos sentimos fuera de lugar en ningún momento, de hecho se marcharon, primero Camilo y después, David, y nosotros nos quedamos hasta casi la medianoche, momento en el cual, los padres del Camilo nos acercaron hasta casa teniendo otro gran detalle para con nosotros.

  El domingo nos fuimos después de almorzar al Museo de Bellas Artes, situado en mitad del “Parque Forestal”. Este parque es como una especie de bulevar de un buen tamaño, en el que, no sé si sólo los domingos, o más días de la semana, se ubican multitud de vendedores, amateurs o no, que venden ropa de segunda mano, arte y artesanía, cachivaches, discos, aparatos en desuso... Y justo al final de la marabunta de tenderetes se encuentra el susodicho museo, cuyas dependencias son bastante bonitas, así como interesantes las obras que se exponen en su interior. A mí la que mas me gustó fue una exposición no permanente llamada “La Ruta Trasnochada”, en la que se muestran obras de Jorge González, Carlos Araya y Mauro Jofré, de la generación de los 80, marcada por la dictadura, y casi olvidada al haberse convertido el arte en medio de consumo. Muy recomendable.

  Pues nada, me voy a ir despidiendo que tengo que mandar unos emilios y hacer un par de llamadas. A nuestra gente de Cádiz, decirle que disfruten del carnaval por nosotros y que echamos mucho de menos colocarnos el tipo cada día de esta semana tan especial para nosotros y para tantos otros. Brindad a nuestra salud, disfrutad de la calle y de su arte, ya sea elaborado o espontaneo, aunque en carnaval suelen ir de la mano. Y a nuestras respectivas chirigotas recordarles que estaría bien recibir algún tipo de testimonio audiovisual para que nos sintamos, aunque sea en un ratito de fantasía, como un gaditano más. ¡Ah! Y coloretes, siempre dos coloretes.


  Continuará...



lunes, 24 de febrero de 2014

24 de Febrero de 2014

  ¡Hoy estreno sección en el blog! Tal y como os insinué en la anterior entrada, estaba preparando una nueva entrega dedicada al vocabulario propio del país, ya que me parece muy interesante transmitir y dejar constancia de la cantidad de términos que enriquecen el castellano por estos lugares. Y aquí la tenéis, arriba de la página, a la derecha, podéis acceder a la misma.

  ¡Viva la tecnología! Eso sí, bien empleada y en pequeñas dosis. Facilita mucho las cosas, es maravilloso poder ver y hablar con la familia, poder dejar constancia de nuestras peripecias y sentimientos en este blog, y como no, poder ver Onda Cádiz u Onda Teo como yo le digo, para poder seguir diariamente y en riguroso directo el concurso del Falla. Por cierto, ¿qué es eso de “la ciudad que funciona”? ¿Aprovechando el carnaval tiran de ironía? No lo sé, pero raya la falta de respeto hacia los gaditanos, al menos “la ciudad que sonríe” podía tener cierta parte de verdad, y aún así ya me parecía deleznable.

  Grandes tardes de Falla en el sofá, y si bien se hace raro ver el concurso por la tarde, es una alegría que acabe sobre las diez y media de la noche, ya que nos levantamos bien temprano y se agradece no andar acostándonos a las tantas. Ya estamos tramando organizar algún tipo de evento el día de la final para compartir un poco de Cádiz con nuestros nuevos amigos, a los que además, parece atraerles la idea, no sé si por el carnaval en si, o porque se apuntan a un bombardeo (otra cosa más que nos hace sentir como en casa). Por cierto, parece que los jóvenes emigrantes somos uno de los temas estrella del concurso, ya he perdido hasta la cuenta de las letras que nos han dedicado, hemos tenido que contener el llanto con muchas de ellas al igual que les habrá pasado a mi suegra y mi cuñada que son fieles seguidoras del concurso.

  Quiero hacer mención a varios lugares que hemos descubierto recientemente, como el coqueto barrio de Lastarria, en el que vendedores de artesanía o antigüedades se mezclan en calles peatonales o poco transitadas con restaurantes, cines, teatros, librerías, cafés y músicos callejeros. Una visita muy recomendable. He descubierto también un lugar muy particular llamado “La Piojera” que se encuentra junto al Mercado Central y en el que se reúne la gente a tomar en sus pintorescos patios. Sobre la puerta reza un cartel que dice “La Piojera, Palacio Popular”. Y como no, de la piojera fuimos al Mercado, al que aún no habíamos ido, en el que venden pescados y mariscos y en cuyo centro se reparten mesas de diversos restaurantes confiriendo un grato ambiente al lugar.

  Este recién pasado sábado he tenido la suerte de compartir y participar de una cuestión muy íntima con Camilo y su Gente. Hará como tres años que Camilo perdió en un fatal accidente de tráfico a su querida hermana Muriel, con la que al parecer era uña y carne y a la que todos querían con locura. Incluso yo he de agradecerle a Muriel, porque fue a través de ella que Camilo conoció a Fran y a Fer, y con ellos a Emi, que es la hermana de este último y la mujer del Pareja, por el cual yo conocí a Camilo en nuestro primer fin de semana en Santiago, un poco enrevesado, pero así es. Por si alguien no ha atado cabos aún, el hotel que regenta el padre del Camilo lleva su nombre, incluso el logotipo de “Casa Muriel” es un dibujo suyo.

  Pues, aprovechando que estaban por aquí los amigos que viven en Argentina (Manu y José, que son gente bacán), acudimos al lugar del accidente a construir un particular memorial a la tan querida Muriel. Partimos sobre las once de la mañana por la Ruta Cinco armados con palas, carretilla, cemento y maderas para componer un banco en el lugar, además de diversos objetos, como un frasco que rellenamos de vaselina y objetos de colores. El sol pegaba de una manera infernal, pero la voluntad de los allí congregados hizo que la tarea no se demorase en exceso, y en un rato teníamos cavados los agujeros para anclar el banco, la carretilla llena de cemento para el mismo fin, y como no, el banco ya montado. Lo colocamos de espaldas a la carretera y llenamos dos espinos que había en el lugar de diversos objetos, flores, grullas de origami, un gato de madera... En fin, creo que quedó bastante bien, y lo mas importante, se hizo con amor.

  Después de la tarea, regresamos a Santiago y Juan quiso que acudiéramos a “Casa Muriel” a hacer un asado, pero como la semana había estado saturada de asados, lo cambiamos por una paella, que debido a mi origen y a mi gusto por la cocina me tocó hacer a mi. Fueron dos paellas finalmente, terminamos de comer como a las nueve de la noche, y durante todo el rato no faltaron el vino y la sangría. Fue un día intenso, cargado de emociones y sentimientos, pero el amor que todos desprendían al referirse a Muriel llenaba el aire. He de agradecerles que me hicieran partícipe de tan familiar momento, y he de agradecerles que nos hayan abierto las puertas de sus casas como si fuéramos de la familia.

  Continuará...


MK Forever


lunes, 17 de febrero de 2014

17 de Febrero de 2014

  Hola, otra semana más en territorio sudamericano, y como no, salpicada de asados, sangrías y eventos varios. Eso sí, para no volver a tiempos pasados ya me he apuntado en un gimnasio, y no voy solo, voy con Camilo, que tampoco debe volver a manejar ciertas siluetas... Ir con alguien a hacer ejercicio es mucho mas agradable. Pero a lo que voy, hoy no quiero dejar constancia de eventos sino de sentimientos. A un mes y medio de nuestra llegada me encuentro reflexivo.

  Breve es aun el tiempo que llevamos aquí, y si bien es cierto que estamos felices y sin síntomas del síndrome del expatriado, no es menos cierto que ya echo de menos un sinfín de cosas. Echo de menos a mi familia en primer lugar, a mis padres, con los que he tenido la suerte de convivir medio año (no se si pensarán lo mismo...), a mi hermano, que si bien lo veía poco porque vive en un pueblito de Badajoz, era mas agradable saber que lo tenía a un par de horas, y a todos mis familiares allegados, entre los que destaca mi abuela, que me han dado tanto cariño siempre a cambio de tan poco, soy el más descastado del mundo, pero los quiero. Uffff, creía que iba a ser más fácil. Pero continúo. ¿Qué decir de mis hermanos escogidos? Como echo de menos a ese pintor vago con tendencias bohemias y con un corazón más grande que su colección de cuadros. Y que decir del gran ortiguilla, ese que me pilla las vueltas con tan solo mirarme a los ojos, ese que contiene en su ser el alma más fuguilla de los gaditanos. Y ese surfero con aires de Peter Pan por el que no pasan los años. Detrás de todos estos vienen un incontable número de personas que nos han dado mucho, noches de Café de Levante, Rusa Blanca o local de ensayo; tardes de Isleta, grandes momentos en Las Viandas, días de fútbol, noches de Colonial, Cambalache o cinefórum; y como no, días de oficina y horas y más horas de callejeo carnavalesco. Todas esas personas que componen el mosaico de nuestras maravillosas vidas. Echo de menos incluso a la gente de Bea, tengo una suegra maravillosa, luchadora, madre aguerrida, leal, sincera y familiar, ya lo sabía antes de venir aquí, pero no sabía que la iba a echar tanto de menos. Gracias por tanto Rosa. Y gracias como no, por traer a Bea al mundo y por ser uno de los pilares que la han convertido en tan estupenda mujer.

  Echo de menos caminar junto al mar, en el día o en la noche, con la intensa luz de Cádiz en los días soleados, o con la melancólica y bucólica luz de los días de temporal, en los que las olas luchan contra los elementos del hombre, bloques de hormigón, playas a las que nunca se les acaba la arena, muros imposibles... Los olores de Cádiz, a bajamar, a algas, a churros en los alrededores del mercado, o a chicharrones si es mediodía, el del puchero de la vecina... Echo de menos los molletes con aceite y jamón que me ponía últimamente el Salvi y que anteriormente me ponían el Jesús o el gran chivato que es el Cuca. El jamón propiamente dicho, el pescaito frito, saludar a los comerciantes del barrio a los que muchos de ellos conozco desde niño. El falla y su COAC, con lo bueno y con lo malo, esa Caleta en bajamar al atardecer, en donde he pasado muchos de los mejores momentos de mi vida; ese mismo rincón en la noche con una cerveza compartida entre amigos. Los conciertos de los Vivos, ese bullicioso centro por las mañanas, caminar de noche por sus callejuelas, las tapas, la familiaridad con los vecinos, la armónica del afilador, los gritos, de los niños o de los butaneros, la gente pescando en las balustradas, los barquitos campando a sus anchas con el mar como un plato en la Bahía, los bocatas de tortilla, el ingente número de celebraciones gastronómicas con plato de regalo para el que tenga la paciencia de aguantar las colas, la Cruzcampo, esa infernal calle Sacramento en las mañanas... Echo de menos hasta a los canis del barrio. Eso si, a la Teo y sus compinches aún no los echo en falta.

  Ahora bien, aunque se me escapen unas lagrimitas (y no de pollo precisamente), me parece maravilloso tener estos sentimientos, me hacen sentir vivo, me hacen sentir mis raíces, me hacen valorar aun más los pequeños detalles que he dejado a un lado por un tiempo, pero que seguirán ahí a nuestra vuelta.

  Después de esta lista de recuerdos, en la que seguro me dejo a personas y lugares, que no se han ido de mi memoria, sino que están latentes; toca hacer repaso de todo aquello que está enriqueciendo mi vida y que de no haber dado este enorme paso, me lo habría perdido.

  Como no, toca empezar por la gente, en primer lugar me encanta como nos ha acogido el Camilo, y por extensión, su gente. Padres, amigos, tíos... Además no sé si todos los chilenos serán así, pero los que estamos conociendo están a la altura del más cargante de los gaditanos, les encanta dar carguita, y a mi me gusta que sean así, aun siendo muchas veces el blanco de sus sornas, porque me hacen sentir como en casa. Me encanta lo relajada que se toman la vida, menos cuando conducen... Son cálidos, cabezotas, familiares, bebedores, auténticas limas sordas a la hora de comer, cariñosos, habladores, exagerados y truhanes.

  Me encanta el olor de la feria, a verdura fresca y a flores, lo amablemente que te saludan en los comercios a pesar de ser una gran urbe, lo agradable que son los conductores del metro dando mensajes por megafonía o las variadas conversaciones con los taxistas. Me encantan los asados interminables, el persa o bío bío, la facilidad con la que te abren las puertas de sus casas y te invitan a sentarte a sus mesas. Me encanta como tratan a los niños, relajados, no como en España que cada vez están mas sobreprotegidos. Me encantan los vendedores de comida ambulantes, las calles agrupadas por gremios, la calle de las bicicletas, la de los libros, la de las tiendas de celulares, la de ropa, la de las imprentas... Me encantan sus bocadillos, son unos maestro para eso, y que decir de las empanadas. La infinidad de palabras propias que pueblan su acervo, y a las que en breve quiero dedicarles una sección especial en el Blog. El pisco sour, el vino chileno, la vida interior de los autobuses urbanos, en los que aparecen músicos, vendedores pregonando, señoras que se pasan el camino haciendo ganchillo o macramé, y raterillos de tres al cuarto en busca de un incauto al que urtarle el celular. Las botillerías, la tolerancia al ruido de la juerga de los fines de semana o festivos. Y las vistas de los Andes, que están ahí, abrazándonos.

  Si bien es obvio que esto, como todo en la vida, tiene también sus cosas malas, he de decir que las buenas las superan con creces. Si están pensando en dar un paso similar al que hemos dado nosotros, no lo duden, salten sin mas. Y no hagan caso de las malas experiencias, disfrutar o sufrir de una cosa así, es básicamente una cuestión de actitud. Con la mente abierta y dispuesta a nutrirse, seguro que será una grata experiencia. Vayan a vivir donde vive la gente normal, y no a los barrios altos de pegatina de los mundos de gomilandia, que se fabrican en serie para todo el planeta y en los que todo es tan impersonal. En la ciudad verdadera hablará más con sus vecinos y se sentirá más cálido. Compre donde compran ellos, las imitaciones de los hipermercados europeos son caras y seguramente os defraudará su calidad, las ferias son baratas y de una calidad excelente. Compre el pan en la tiendita de la esquina, vaya al bar del barrio y déjese de multinacionales. Respete a la gente y sus costumbres y no olvide un refrán que viene muy a cuento: “Donde fueres, haz lo que vieres”.


  Continuará...



lunes, 10 de febrero de 2014

10 de Febrero de 2014

  Si la última vez casi transcurre una semana entre entrada y entrada, esta vez sí que ha pasado una semana en toda regla desde que escribiera algo. Y no ha sido ni por falta de ganas ni por falta de cosas por contar, pero es que estamos abrumados con tanta vida social, parece que lleváramos aquí desde pequeños. De hecho me cuesta ordenar en mi cabeza todos los eventos que han tenido lugar en estos días, así que disculpadme si me tomo la licencia de ir contando a placer lo que me plazca.

  Lo primero que me tiene alucinado es que he descubierto el animal más carnívoro del mundo, el chileno, esta gente comen carne como si no hubiera un mañana. En serio. El domingo me levanté con fatiga del hartón de carne que nos dimos el sábado, carne en la mañana, carne en la tarde y carne en la noche, horroroso. Menos mal que el domingo teníamos otro asado y se cambió el menú por paella. Paella que por cierto hizo el menda para deleitar a unos quince comensales y he de decir que parece que quedó estupenda, aunque creo que fue gracias a la excelente materia prima que aportó el anfitrión, Mario, un médico cubano que lleva aquí ya bastantes años y que es compañero de Bea en el Hospital San José. Por cierto Bea no se quedó atrás y preparó un salmorejo exquisito, que hizo las delicias del personal. Por cierto, gente bacán, tanto Mario como su mujer, Ana, y todos y cada uno de los amigos que por allí desfilaron. Y yo súper integrado, les gané al dominó, que por cierto aquí se juega en pareja y llegan hasta el nueve doble; canté (o lo intenté), cociné, me bañé sendas veces en la estupenda piscina que tenían, y no sé cuantas cosas más. O no me vuelven a invitar en la vida o me llaman para que me apunte a todas. Ya veremos.

  El sábado fue un gran día también. Aparte de comer carne cual manada de leones, nos levantamos a buena hora y tras su ducha correspondiente nos fuimos al persa o bío bío, un megamercado que no cabría en ningún lugar de Cádiz. Galpones y más galpones con objetos imposibles, nuevos o usados, del pasado o del futuro, útiles o inservibles, duraderos o fungibles, pero todos ellos conformando el gran mosaico de locura que es el persa. Muy interesante también el sector donde se ubica, el matadero, que precisamente de eso hacía las veces tiempo atrás, y precisamente por eso, era uno de los lugares más peligrosos para deambular ya que la inmensa mayoría de sus convecinos iban armados con sendas herramientas de matarifes. Por suerte a día de hoy ya no se realizan estas prácticas en el barrio y se puede pasear tranquilamente. Pues bien, inmersos en la locura deambulábamos en busca de un perchero, y llamó Camilo que estaba de camino. Salimos a esperarlo y de repente apareció David, que por cierto ya se ha emancipado. Camilo resultó venir con un amigo en el auto de éste. Nacho, un fotógrafo principalmente culinario que se sumó a echar el día con nosotros. Así que con semejante y magnífica pandilla nos perdimos por el persa y culminamos el paseo con un almuerzo en el pipeño, ahí empezó el atracón de carne, pero después lo continuamos con un asado en nuestra azotea, que ya teníamos ganas de estrenarla, una pasada hacer un asado nocturno en un piso dieciséis. Por cierto, frente al restaurante donde almorzamos se encuentra la bodega del mismo nombre, en la que venden un licor enguindado que es una maravilla.

  El viernes fuimos a Casa Muriel a hacer cena española, tortillas de papas y sangría. Y estuvimos con amigos de Camilo echando un rato estupendo. Por cierto, creí que iba a desordenar más el orden cronológico y al final parece que está quedando ordenado, pero eso sí, de adelante a atrás. El hotel que regentan los padres de Camilo es una maravilla, no sé si lo he dicho antes, pero es que nos encanta. ¡Ah! Y gracias a Casa Muriel tengo un nuevo amigo, pero cuadrúpedo, el Dylan, un cruce de pastor belga con labrador del tamaño de un pony, y que tira como un miura, pero es tan bueno... tiene como año y medio, y como Juan y María Eugenia están de viaje, Camilo no puede ir a darle de comer por la tarde. Así que voy yo y además lo saco a pasear. O mejor dicho, el me saca a mi.

  ¡Ah! Una cuestión que quiero ir aclarando antes de que se me olvide, sobre todo porque Juanita, como buena madre, se preocupa por mi imagen. No es que estemos todo el día de fiesta, lo que pasa es que me ahorro las cuestiones del tedio y la rutina y os transmito solo lo que me apetece destacar. Que Bea trabaja como una campeona y yo me levanto con ella cada mañana a las seis y media para hacerle el desayuno mientras se ducha y ya me quedo operativo para todo el día.

  El primer día que fuí a sacar al Dylan me acompañó David, y a la vuelta entramos en la Casa Vasca, ni un cuarto de hora y ya estaba David jugando al mus con los miembros de tan curioso club, en el que se juega al mus, a la pelota vasca, se dan clases de euskera, hay un coro de folklore vasco, un grupo de baile y no sé cuantas cosas más.

  Hoy estamos poniéndonos al día con el Falla viendo lo que nos hemos perdido este fin de semana. De momento lo que más me ha gustado es el coro de los niños, no sé si será que con eso de la distancia me está tirando lo más castizo, pero sin duda tanto Nandi como su gente han hecho un gran trabajo.


  Continuará...