jueves, 17 de abril de 2014

17 de abril de 2014

  Hola amigas y amigos, no se si es mi récord, pero la verdad es ya hace unos quince días que no escribía ninguna entrada, y el motivo no es otro que el tiempo que me ha demorado la nueva sección que estreno hoy, la cual, imagino que siendo la primera no será más que una primera visual por la gastronomía del país, pero espero ir alimentándola, nunca mejor dicho, a lo largo de nuestra estancia aquí. Además de eso, está por aquí Rosa, la mamá de Bea, con lo que la semana está siendo especial en cuanto a tiempo disponible para mis cuestiones, cosa que me agrada bastante siempre que sea por motivos de esa índole. La verdad es que está siendo un placer tener a Rosa aquí, y creo que ella está bastante a gusto y cómoda en nuestra humilde morada. Y por supuesto, se que se va a ir muy contenta con la impresión que se está llevando de nuestra vida en tierras chilenas.

  Como siempre que me demoro en escribir, pierdo un poco el orden de los días en mi cabeza, pero no creo que sea asunto de importancia si la experiencia tal o cual, fue un día u otro, lo importante es que quede constancia y que ustedes disfruten con mis breves historias. Cosa que he de decir que para mi sorpresa hace bastante mas gente de la que me esperaba en un principio, el blog ha superado recientemente las dos mil visitas, cantidad nada desdeñable para un blog de andar por casa y de tan corta edad. Gracias a todos y todas por seguirme, y empujarme de ese modo, a continuar y disfrutar de mi labor.

  Por fin he visitado “La Vega”, que es un mercado inmenso de frutas, verduras e insumos varios, en el que se vende al por menor y al por mayor, y en el que se abastece medio Santiago, tanto particulares, como dueños de comercios y establecimientos hosteleros de diverso pelaje. Si la primera vez que visité la feria del barrio me quedé alucinado, en “La Vega” me he quedado de piedra, es la locura total, olores de todo tipo, bullicio, perros, autos buscando aparcamiento, comerciantes ofertando sus productos a gritos. Otros, más discretos, simplemente colocan sus carteles, y otros, imagino que debido a su fama, no hacen ni una cosa ni otra y están repletos de clientela. Encuentras cantidad de cosas y todas ellas, mucho mas baratas que en cualquier otro lugar. Otra cosa destacable es su ubicación, en pleno barrio de Independencia, en un Santiago mucho mas auténtico, con más sabor y como decimos en mi tierra, con más solera. Alrededor del mercado se encuentran numerosos bares que de donde yo vengo los llamaríamos baches, pero que aquí gozan de un carácter bastante familiar, además de que en muchos de ellos, se reúne gente a cantar y tocar canciones populares. Vamos, lo mas parecido que he visto aquí a una peña carnavalesca. Concretamente el Camilo tuvo a bien llevarnos a “La Milla”, un bar atendido por tres señoras de edad avanzada en el que degustamos unas empanadas y unas cervezas al son de las cuecas que cantaban y tocaban los habitantes de tan autóctono lugar.

  Otro sitio que por fin hemos visitado es el Cerro de San Crístobal. La verdad es que con esto de que venimos a quedarnos, hemos dejado un poco de lado las cosas más turísticas, pero como ha venido visita hemos querido subir, y he de decir que merece la pena, pero mucho más si vives aquí, ya que es un oasis de silencio y paz en medio de esta inmensa urbe. Todo el asunto que rodea el lugar es de índole religioso y, será por eso, que la gente discurre por este haciendo poco ruido, y encima se escucha una musiquita celestial que invita a la meditación, o a la siesta según el caso. Además, ni que decir tiene que las vistas son espectaculares, desde el cerro si te puedes hacer una idea de la inmensidad de esta ciudad, ya que se puede contemplar en casi toda su extensión. Eso sí, la bajada del cerro fue tarde, y lo que encontramos abierto fue un bar de cuicos en pleno patio de Bellavista (una pijada para turistas y gente de plata), y para que veáis que las apariencias engañan, ha sido el primer sitio donde me ha sentado mal algo de comer, he estado dos días con una gastroenteritis del quince por un pebre en mal estado. Tres meses visitando los mas selectos baches de la ciudad, comiendo alimentos en la calle o en cualquier kiosko, y la primera cosa que me hace ponerme malo, me la sirven en un bar pijo. Por supuesto lección aprendida, ni una vez más, y es que es mucho mejor ir a los bares que me recomienda el Camilo, no fallan.

  Como no podía ser menos, no ha faltado su asado en Casa Muriel, en el que Rosa conoció el lugar, al señor Juan, al Camilo, a la Gina, al Julián, y a otros visitantes, el Pareja y la Emi. Ha sido un placer poder disfrutar de nuevo de la compañía de estos últimos, la pena ha sido la coincidencia de visitas, y fruto de ello, no haberlos podido acoger en casa, y no haber podido disfrutar mucho más de tan grata pareja, uno por el cariño que le tengo desde hace muchos años, y la otra por que es encantadora; pero en fin, algo es algo y no se puede tener todo, además, si todo va bien volverán en mayo, eso si no nos colamos antes por Mendoza. Otra pena fue que no estaba María Eugenia, por lo que Rosa no ha podido conocerla aún y no se si le dará tiempo. Lo bueno fue que echamos un buen rato, y lo mejor, la palanca, un corte de vacuno que aún no habíamos probado y que nos pareció exquisito.

  Otra visita que me ha impactado ha sido al cementerio, al que fuimos con Rosa y así aprovechamos para que conociera también la zona de trabajo de Bea. Pues bien, aquí se le rinde bastante culto a la muerte, y por supuesto, hasta los muertos mantienen su estatus social, impresionantes los mausoleos de los cadáveres de rancio abolengo, e impresionante que de estas familias, al menos un sesenta por ciento según mis cálculos, poseen apellidos vascos, Eyzaguirre, Echenique, Goicotxea, Irarrázaval, Jaúregui, Aguirre, Balboa, Zañartu, Larraín, incluso el malnacido de Pinocho, por si no lo sabíais, era Ugarte de segundo. Desde Euskadi vienieron, no se en que momento, para quedarse, gente de fortuna o a hacer fortuna. Lo que no entiendo es como estos chilenos no le sacan mas partido al cementerio a nivel turístico, ya que disponen de una maravilla de museo al aire libre, que nada tiene que envidiarle a otros cementerios de mayor fama mundial.

  En fin, entre visitas y paseos, he de decir, que aunque cada vez nuestra vida aquí sea más cotidiana, esta ciudad no deja de sorprenderme.


  Continuará...




jueves, 3 de abril de 2014

03 de Abril de 2014

  ¡Hola! Esta vez he batido el récord de tiempo entre entrada y entrada, y lejos de justificarme, cosa que no creo necesaria, sí me gustaría compartir con vosotros los motivos de tan dilatada espera. En primer lugar, el día que me puse a escribir, recibí una carta de nuestra querida Agencia Tributaria, que si bien no viene al caso discernir, sí que me puso de mala leche para varios días, de hecho si hubiera sido posible, me hubiera borrado de España, donde los cuatreros que se lo llevan a manos llenas reciben amnistías fiscales, y los pobrecitos que intentamos salir adelante pagamos los platos rotos, pero bueno, que os voy a contar que vosotros no sepáis, al menos, desde que estamos aquí, no oigo la palabra crisis cada quince minutos, ni va perdiendo su trabajo la gente allegada, a pesar de que tengan otros problemas como la brecha salarial.

  Luego, pasado el mosqueo y asumido el cobazo casi incuestionable del ente fiscal, se jodió el ordenador, otro gasto, porque está claro que aquí no podemos andar sin semejante herramienta que, entre otras cosas, nos permite estar en contacto con nuestra gente. Así que a pesar de haber adquirido uno nuevo al día siguiente, mi humor volvía a estar ausente, y con él, las ganas de escribir o comunicarme por cualquier medio. Y ya pasados ambos trances, hoy parecía que iba a ser un buen día, pero voy y me levanto medio malo, con un poco de fiebre y bastante congestionado, así que otro día más iba a capitular sin dejar constancia de nuestras andanzas. Pero entre lo cansado que estoy de leer y de jugar a la xbox, y que tras ingerir un San Ibuprofeno me he venido arriba, parece que me han entrado ganas de relatar.

  A todo lo anterior hay que sumarle, obviamente, que nuestra vida aquí está pasando a ser nuestra realidad, nuestra cotidianidad, y con ello, pasan menos cosas destacables y dignas de mención. Pero rascando un poco, siempre hay algo que contar o de lo que hablar, y si no, a expresar sentimientos y así los comparto.

  Lo primero que quiero comentar es el grave suceso de antes de anoche, cuando la Pacha Mama decidió sacudir a nuestros vecinos del norte con un terremoto, y nada de temblor, Señor Terremoto, de 8,3 grados en la escala Richter, y con su correspondiente alerta de tsunami. Por suerte cabe destacar varias cosas: el tsunami quedó en simple marejada causando tan sólo daños en algunos puertos, poca gente fallecida a causa del sismo, tan sólo seis y de los cuales, si no me equivoco, cuatro eran personas mayores que murieron por un infarto del susto. Y por último, y en lo que respecta a nosotros os lo resumo fácilmente, ha sido como si viviendo en Cádiz hubiera habido un terremoto en París, ya que el sismo fue en Cuya, que está de Santiago como a unos 1.600 Km en línea recta, así que no nos enteramos hasta la mañana siguiente al ver el aluvión de mensajes recibidos desde tierras españolas, eso sí, gracias a todas y todos los que os habéis preocupado por nuestra integridad, os queremos y no sabéis cuanto os echamos de menos.

  Lo siguiente que quiero transmitir es que ha llegado el otoño, y con él, la gran marea humana que discurre por Santiago cual marabunta, eso es peor que el frío, ya que éste solo se deja notar en la mañana temprano y en la noche, aquí el Sol ruge con fuerza, y aunque en la mañana hagan siete grados, en cuanto asoma el Lorenzo suben los termómetros hasta los veinte con una facilidad pasmosa. Pero lo de la marea es casi insostenible, por ejemplificar, no os imagináis la tamaña empresa que supone pillar el metro en hora punta, los roces de los extintos domingos de coros en la plaza se quedan en pañales, hay que entrar a empujones, y lo mismo para bajarse, el calor y la hediondez humana llegan a un límite totalmente insalubre, física y mentalmente hablando, por suerte, los desplazamientos son rápidos y la estancia en el infierno no pasa de unos diez o quince minutos. Luego sales a la calle y te sientes libre como un pájaro.

  Otra desventaja que ha tenido la llegada del otoño es la disminución de eventos y asados, aunque alguno que otro ha quedado estos días en el camino, uno de ellos, con motivo de la mudanza del Pini, y con el fin también de enseñarles a los amigos cordobeses un poco de vida chilena de puertas para adentro y un elenco de gente buena e interesante que conocer. Ese concretamente estuvo de gran categoría, a excepción de que se partió el taburete sobre el que descansaba y me caí sobre una bicicleta clavándome un pedal en la espalda. Aún tengo la herida, pero lo más divertido del asunto fue que mientras Miguel, uno de los cordobeses comentaba con sorna la jugada, sufrió la misma suerte y dio tremendo culazo en el suelo. Por cierto, hablando de ellos, Álvaro ya ha tenido la suerte de encontrar trabajo, ya que al no tener problemas por vivir en un sitio u otro, le han ofrecido trabajo en la Región Austral y allí que se marcha. Yo no podría, ¿os imagináis venirnos Bea y yo a la otra punta del mundo para estar entre nosotros a 3.000 Km de distancia? Así que al estar mi área de acción mas restringida, estoy demorándome un poco más, pero bueno, en el tema empresarial van avanzando las cosas bastante bien y con muy buenas perspectivas.

  Por cierto, antes de que se me olvide quiero comentaros que he añadido términos al diccionario y que estoy preparando una nueva sección que verá la luz en breve y de la que ya tendréis noticias. Y más adelante, cuando tenga un poco más de recorrido, me gustaría hacer otra sección de consejos útiles para los que se vayan a exiliar a tierras chilenas.

  Por supuesto tampoco ha faltado su correspondiente almuerzo familiar en Casa Muriel, con la gente del Camilo, con la que una vez más, quiero recalcar que me siento como en casa.

  Bueno, y para terminar quiero dejar constancia de lo orgulloso que me siento de compartir mi vida con una MUJER como Bea, y digo MUJER, en mayúsculas, por que su persona es mayúscula. Soy todo un afortunado por poder caminar junto a ella por la senda de la vida. Es una profesional como la copa de un pino, se ha ganado el respeto de sus compañeros y como no, de los pacientes, incluso algunos le preguntan ya si tiene consulta privada. Se levanta como una campeona dispuesta a atravesar Santiago por el subsuelo para ir a hacer lo que más le gusta, trabajar salvando y mejorando la vida de los habitantes de este mundo, y además, de los habitantes más desfavorecidos, lo que lo convierte en algo más digno de respeto si cabe. Lo hace feliz, con una vocación ciega, disfrutando y aprendiendo, sustentando nuestro pequeño núcleo familiar con una entereza que ya la quisieran muchos y muchas. Además de eso, es mi compañera, mi amiga, mi amante, mi confidente, mi hombro donde reposar, la que me alegra la cara con sus payasadas y con ese arte que tiene, la que me comprende, me valora, me quiere y me hace feliz. Me alegro de estar viviendo con ella esta experiencia tan fuerte, por que igualmente saldremos fortalecidos de ella como pareja. Mil besos de esos.

  Continuará...