miércoles, 5 de marzo de 2014

05 de Marzo de 2014

  Hola amigas y amigos, esta vez he dejado transcurrir un par de días más de lo habitual para ponerme a escribir, ya que la mayoría de mis seguidores estarán bastante entretenidos durmiendo sus resacas carnavalescas los pocos ratos que estén en sus casas. ¡Qué envidia! Y no sé si precisamente sana...

  Pues nada, aquí la vida transcurre de forma agradable, de asado en asado y metiéndome en líos. El que más entretenido me ha tenido es que he empezado a colaborar con el Blog del Camilo y Cía., “Baño Sólo Para Clientes”, y estoy ilustrando, o intentándolo, algunos de sus poemas para la versión en papel que sacan todos los meses, la que por cierto se presenta al público el próximo viernes en “El Trébol”, un bar cercano a casa. Allí estaremos.

  Otra cuestión nueva que empiezo aquí es el fútbol (por supuesto amateur), pero ya tengo con quien echar los partiditos semanales. El primero tendrá lugar hoy, así que en mi próxima entrada os contaré que tal son jugando al fútbol la gente de por aquí, que viene bien ir estudiando al enemigo para el mundial...

  El pasado viernes veintiocho, día ilustre para todos los andaluces por cierto, vimos la final del Concurso de Agrupaciones Carnavalescas (sí, COAC, pero voy teniendo seguidores de otros lugares y prefiero ser explícito). A la una de la tarde estaba el menda en casa del Camilo, ocupando el patio con la tele y veinte metros de cable de red, ya que por wifi no llegaba bien la señal hasta el patio. Por supuesto iba cargado de bebidas y sendas viandas, algunas de ellas, como no puede ser de otro modo acá en Chile, listas para tirar a la parrilla. Empezamos siendo pocos, nosotros y un par de habitantes de la casa, que si no lo he comentado, el Camilo comparte casa con tres personas más, bueno, cuatro si contamos a la Amalia, una bebé adorable de seis meses hija del Pini y de la Camila, que son gente bacán y que en breve se mudan. Voy a echar de menos saludar a la pequeña Amalia cada mañana cuando pase a buscar al Camilo para el gimnasio. Bueno, que me desvío, a medida que fue entrando la tarde fueron apareciendo nuevos individuos que se sumaron a tan entretenido evento. Evidentemente esto fue en pos de la interculturalidad entre pueblos pero en detrimento de la calidad auditiva, ya que a más número de gente, más difícil que todos se callen a la hora de escuchar. Aún así, pudimos disfrutar de todas y cada una de las agrupaciones que desfilaron por las tablas del Gran Teatro Falla. Y he de decir que estuvo bastante bien, tan sólo eché de menos al “coro de los niños” y a “los gallitos”, que bajo mi punto de vista son los que han soltado mejores letras en todas las fases del concurso, y por ende, debieran haber estado en la final.

  El sábado, con una leve resaca y un poco de sueño, nos dirigimos a la comuna de “La Reina”, donde tiene una parcela la familia del Camilo, y dentro de la cual, su prima Danae se ha construido una casa para ella y su pareja, el Claudio. Gente bacán como toda la que nos estamos encontrando por aquí. Pues bien, allí iba a tener lugar y lo tuvo, una fiesta de inauguración del nuevo hogar en cuestión, fiesta a la que nos invitaron. En principio pensamos que se trataría de una fiesta entre amigos, pero cuando llegamos al lugar, aquello era como una especie de boda sencilla, en la que estaban una multitud de amigos de la pareja así como las respectivas familias. Y allí estábamos nosotros, aportando una sangría a un evento de cierta magnitud, pero eso sí, sencillo, hecho por gente sencilla y para gente sencilla. Y lejos de lo que se pueda imaginar a priori, no nos sentimos fuera de lugar en ningún momento, de hecho se marcharon, primero Camilo y después, David, y nosotros nos quedamos hasta casi la medianoche, momento en el cual, los padres del Camilo nos acercaron hasta casa teniendo otro gran detalle para con nosotros.

  El domingo nos fuimos después de almorzar al Museo de Bellas Artes, situado en mitad del “Parque Forestal”. Este parque es como una especie de bulevar de un buen tamaño, en el que, no sé si sólo los domingos, o más días de la semana, se ubican multitud de vendedores, amateurs o no, que venden ropa de segunda mano, arte y artesanía, cachivaches, discos, aparatos en desuso... Y justo al final de la marabunta de tenderetes se encuentra el susodicho museo, cuyas dependencias son bastante bonitas, así como interesantes las obras que se exponen en su interior. A mí la que mas me gustó fue una exposición no permanente llamada “La Ruta Trasnochada”, en la que se muestran obras de Jorge González, Carlos Araya y Mauro Jofré, de la generación de los 80, marcada por la dictadura, y casi olvidada al haberse convertido el arte en medio de consumo. Muy recomendable.

  Pues nada, me voy a ir despidiendo que tengo que mandar unos emilios y hacer un par de llamadas. A nuestra gente de Cádiz, decirle que disfruten del carnaval por nosotros y que echamos mucho de menos colocarnos el tipo cada día de esta semana tan especial para nosotros y para tantos otros. Brindad a nuestra salud, disfrutad de la calle y de su arte, ya sea elaborado o espontaneo, aunque en carnaval suelen ir de la mano. Y a nuestras respectivas chirigotas recordarles que estaría bien recibir algún tipo de testimonio audiovisual para que nos sintamos, aunque sea en un ratito de fantasía, como un gaditano más. ¡Ah! Y coloretes, siempre dos coloretes.


  Continuará...



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