Hola a todas y a todos, a pesar de que últimamente
estoy un poco introspectivo, ya estaba echando de menos contar algunas cosas.
En cuanto a lo de mi estado, no alarmarse, más que preocupaciones, por suerte
lo que están surgiendo son múltiples oportunidades, de ahí que dedique bastante
tiempo a labores reflexivas. Hablando de reflexiones, no sé cómo se estará
viviendo en España el actual panorama político que han puesto en evidencia las recientes
elecciones europeas, desde la distancia se ve bastante esperanzador. Y más allá
de los escaños obtenidos por uno u otro partido, me alegro en primer lugar porque la gente despierta, la creciente movilización popular se está traduciendo
por fin en política y en una posibilidad tangible de cambiar el orden de las
cosas. Y cuando digo política, digo política institucional, porque política ya
se hacía fuera de las instituciones, pero bajo mi punto de vista creo que solo
hay dos caminos posibles para cambiar las cosas, o desde dentro aceptando a priori las normas del juego para cambiarlas
posteriormente, o mediante el uso de la violencia, sea lucha armada, huelgas
indefinidas, desobediencia civil u otras formas de agresividad para con los
poderes establecidos. En mi caso siempre he sido defensor de la primera de
ellas, ya que creo que otra democracia es posible, que digo otra, una real, en
la que los ciudadanos seamos parte activa en la toma de decisiones, en la que
nuestra participación no se limite a depositar una papeleta cada cuatro años. En
segundo lugar, me alegro porque por mi estrecha relación con la izquierda y
con los movimientos sociales, sé, como sabemos muchos, que no son pocas las
personas jóvenes con grandes capacidades, con gran oratoria, con coherencia,
dispuestas a trabajar a destajo, y por tanto a gestionar tanto el cambio, como
lo que vendrá después, que desde hace años llenan los movimientos sociales, las
bases de los partidos a la izquierda del PPSOE, las aulas universitarias y
tantos otros espacios de lucha social. Pues bien, a estos jóvenes ya nadie los
toma a risa, se están ganando el respeto de las gentes decentes y el temor de
las indecentes, esto tenía que pasar antes o después ¿O alguien fue tan ingenuo
de creer que la generación más preparada de la historia iba a estar aletargada
eternamente? Lo que pasa es que tanta capacidad de crítica, de
librepensamiento, de reflexividad, y tanta preparación, al igual que abren un
abanico brutal de posibilidades, hacen más difícil encauzar a la gente en una única
dirección. Pues bien, esa dificultad la ha solventado la grave situación por la
que estamos pasando. Ahora sí, parece que la dirección es clara, conseguir
desde la izquierda una verdadera soberanía popular y construir a partir de ella
un nuevo orden social, los debates sobre el cómo se gestionará este nuevo orden
vendrán luego y se tendrá que impulsar la participación ciudadana en los
mismos. Aunque, por suerte, parece que no son pocas las cuestiones en las que
hay un amplio consenso. Por cierto, la gente de mi generación ya no somos tan
jóvenes. Para finalizar esta perorata política, hecha desde mi ignorancia y
probablemente pobre de contenido, solo quiero brindar por el poder popular y
por una sociedad mejor, justa, igualitaria, educada, sana, y como no, contenta. ¡Salud!
En otro orden de cosas, he de decir que últimamente
hemos estado bastante entretenidos por estas latitudes. El primer recuerdo que
me viene a la mente de estos últimos veinte días es el del gran Drexler
cantando Cai creo que caí para miles
de personas en un teatro al otro lado del charco, por supuesto antes de
cantarla dio las gracias a mi tierra, entre otras cosas, por el cariño
recibido, y no venía a cuento hablar de Cádiz en Santiago de Chile, por lo que
está claro que le salió del alma. Gran concierto, aunque he de decir que para
escuchar en casa, el último disco no me gusta tanto como otros, ya que creo que
se ha centrado más en la elaboración musical que en la poesía.
Otra cosa que ha tenido lugar en estos días
ha sido una efeméride de gran importancia para mí, nuestro segundo aniversario
de bodas. Y para celebrarlo nos hemos ido un fin de semana a una cabaña al Cajón del Maipo, un lugar maravilloso
que es impensable que esté tan cerca de esta inmensa urbe. La cabaña estaba
junto al cauce del Río Maipo, que da nombre y vida al lugar, desde una
terracita en la cabaña, podíamos contemplarlo durante el día, o mirar las
estrellas por la noche. Dormir y despertar con el sonido de un río me parece
una cosa magnífica. En medio de la cabaña, una salamandra calentaba la
estancia, y junto a ella, grandes conversaciones y una sensación de extrema
felicidad. No voy a volver a elogiar a la mujer que ha querido que caminemos
juntos por la senda de la vida porque no quiero ser reiterativo, pero si quiero
decir una vez más que agradezco enormemente el estado de felicidad en el que
vivo, y que está por encima de las circunstancias.
Por supuesto tampoco han faltado los eventos
con Camilo y compañía, de entre los cuales destaca la despedida de David. Sí,
el etarra como le dicen aquí por el mero hecho de ser vasco, se ha marchado a
Calama, en principio a trabajar, no sé si terminará montando un comando… Ahora
en serio, se ha ido a trabajar allí ya que la empresa estaba teniendo
complicado buscarle hueco en Santiago, así que tras meses de espera ha decidido
probar suerte en Calama, y la verdad es que está, como decimos en Cádiz, a una
tiraita. Ha sido una alegría conocerlo, e imagino que fruto de las
circunstancias, en muy poco tiempo se ha convertido en un buen amigo al que,
vea más o menos a menudo, recordaré siempre como una gran persona. Una de las
cosas que más me gustan de él es que le gusta y sabe discutir, podemos discutir
largas horas sobre un tema sin aspavientos ni enfados, respetando los
argumentos del otro y nutriéndonos de las ideas mutuas en un ejercicio de
reflexividad compartida.
Hablando de eventos con Camilo, han tenido
lugar una serie de quedadas para trabajar entre amigos en mejorar el patio de
Juan Gozón (la casa de Camilo para quien no lo recuerde), acudimos a una de
esas jornadas y disfrutamos bastante, de la compañía y del trabajo realizado.
La verdad es que el patio ha mejorado notablemente, y eso redunda en beneficio
de todos ya que es el centro social habitual de casi todas las reuniones. Otro
evento del que a lo mejor termina saliendo incluso algo lucrativo han sido mis
paellas, hemos comprado incluso una paellera grande y un fogón especial para
acoplar a las cocinas, y estamos pensando hacer eventos periódicos de
gastronomía española en Casa Muriel, como los que hacemos para nuestro goce y
disfrute, pero abiertos al público para sacar unas perrillas que nunca vienen
mal. No, si al final termino dedicándome a la hostelería… Espero que no, que es
muy sufrida.
Por último, comentaros que se está cociendo
visita a Cádiz en septiembre, así que preparaos para recibirnos como merecemos,
es decir, con cachondeo y cervecita sobre todo, pero sin que falten los besos y
los abrazos. ¡Hasta otra!
Continuará…