viernes, 13 de noviembre de 2015

DESAZÓN

  Me despierto con el canto del frío gallo de metal que habita en mi mesita de noche, abro mis espesos ojos y tiento la oscuridad en busca del maldito botón que hará que el gallo calle. Me levanto lentamente, sin premura, desoxidando poco a poco mis articulaciones aún aletargadas, sin premura, buscando una zapatilla, luego otra. Como un zombie puesto de quetamina avanzo por el pasillo hasta el cuarto de baño. Una vez dentro, enciendo la luz y saludo a mi imagen en el espejo. No es narcisismo, me gusta hablar conmigo porque me escuchas, porque me dejas terminar de exponer mis argumentos sin interrupciones, porque no hay necesidad de buscar la frase adecuada, porque me ofreces el reflexivo reflejo de mi reflexión, la espontaneidad de mí espoleada esperanza, la imagen de mi imaginación.

  ¿Qué coño le pasa al mundo? ¿Por qué los especímenes de la especie humana somos cada vez más egocéntricos, más ególatras, más egoístas? No lo sé, ni siquiera sé si es cierto que lo seamos cada vez más, quizá siempre fuimos así, y simplemente ahora se ha vuelto más evidente. ¿Evidente? ¿Para quién? Si es así, ¿por qué somos tan invidentes ante la evidencia? Por conciencia. Somos conscientes de que cuanto más concienciados estemos más complicado será conciliar el sueño. No ignoramos que la ignorancia es un bálsamo para nuestras mentes. La lucidez no es más que una luz cegadora, apuntando a los ojos y provocando dolor. Es transportada a  través del nervio óptico, desde el cerebro a los ojos, incluso en las noches más oscuras. Por eso nos rodeamos de falsas comodidades, de incomodas falsedades, incomodas tan solo cuando se quiere ver la verdad, mientras no sea así, sirven de pátina a una dura realidad. 

  Vivimos en un mundo conformista, insolidario, cuando debiera ser solidario e inconformista. ¿Pero un momento? ¿Qué mundo? ¿El primer mundo? ¿El tercero? Hablando de esto, ¿qué pasa con el segundo? ¿Existe? O lo tenemos escondido como La Atlántida. Si, ese segundo mundo intermedio entre el primero y el tercero, y que es el único que debería existir. Pero fue destruido cuando descubrimos la fascinante acción de la acumulación. Primero alimentos, después riquezas de otro tipo que sirvieran como cambio, por su utilidad para fabricar útiles utensilios, algunos tan útiles para cercenar la vida de nuestras presas y convertirlas en alimento, como para cercenar las vidas de nuestros congéneres. Comienza pues la carrera tecnológica para ser los mejor armados, los que mejor puedan controlar y someter al otro. Y como no, surge el creador de los mercados, el poderoso caballero, el vil metal. Por el que un ser humano es capaz de volverse cainista, fraticida, matricida, u homicida en cualquiera de sus más crueles variantes.

  Aun hoy, tenemos la poca vergüenza de llamarnos “civilizados”, de creer en una evolución, cuando hemos involucionado. Lo único que ha evolucionado es nuestra capacidad para el autoengaño y como no, algunos rasgos biológicos cuya evolución no voy a negar. Así como Darwin es considerado evolucionista, yo me declaro involucionista. El Homo sapiens, no es más que una especie animal tan mal dotada para la vida en la tierra, que no tuvo más remedio que desarrollar el intelecto para sobrevivir, convirtiéndose, en el momento oportuno, en el mayor de los oportunistas del reino animal. Y por favor, no somos tan importantes. Si, estamos viviendo nuestro período de hegemonía en la tierra, pero se acabará, antes o después se acabará. No olvidemos lo efímero de nuestra existencia, no la individual que ya es de chiste, si no la de nuestra especie. Tenemos apenas unos 100.000 años de existencia frente a los millones de años que tiene el planeta que habitamos.

       Absorto en mi conversación conmigo, no me he percatado de que los minutos han ido pasando. Sazonado pues mi cerebro con una buena dosis de desazón, me introduzco en el habitáculo que llamamos ducha y me dispongo a lavarme a conciencia, y la conciencia, ya que he llegado a la conclusión de que soy igual que los demás, y como ellos, para no sentirme mal, me lavo con una buena dosis de frivolidad y falso buen humor. Ya estoy listo para empezar un nuevo día en sociedad. ¿O debería decir suciedad?     

martes, 10 de noviembre de 2015

10 de Noviembre de 2015



  Más de un año ya desde que escribí mi última entrada, concretamente fue el día 8 de julio del pasado año. Más de un año sin motivación, no solo para escribir, sino para diversas cuestiones. Ha sido un año convulso, lleno de hastío por el hecho de no haber terminado de hallarme en Chile a nivel profesional, lleno de cambios, de experiencias, la mayoría positivas por suerte. E incluso de las malas se saca algo, aprendizaje a lo menos. El caso es que, a pesar de que me encuentro en un estado un poco introspectivo, me siento, de repente, en la necesidad de escribir, de vomitar palabras y direccionar mis pensamientos hacia este sano ejercicio.

  Dicho esto, no se me ha ocurrido mejor forma de compartir que retomando este blog de andar por casa que tanto he ignorado. Eso sí, espero que esta sea la última entrada empapada de vivencias personales, ya que pretendo ir cambiando el enfoque de los textos a compartir. Es más, creo que la forma de diario en que lo llevé con anterioridad hizo que perdiera interés a medida que me iba devorando la rutina.

  Antes que nada me gustaría hacer balance de todo lo vivido. Y la verdad es que no tendría cabida para tantas cosas que podría expresar. Lo mas importante que he de decir es que mi experiencia en Chile no puede ser entendida sin Camilo y todo lo que él implica. He sido uno más de su familia, uno más de sus amigos, su yunta como dirían en Chile. Compañero de vivencias múltiples y con el que me he embarcado en variopintas aventuras, la última de ellas sigue viva y espero que así siga por mucho tiempo. Podría decir nombres que a día de hoy están muy alojados dentro de mí ser, como Juan, Mari, Gina, Diego, Coque, Nacho, JK, Isa, Danae, Claudio…. Y así podría seguir un rato; nombrando gente con la que he vivido muchos bellos momentos, con los que he compartido, con los que he aprendido, con los que me he reído…. ¿Qué sí mereció la pena la aventura? Volvería a repetirla sin dudarlo ni un segundo, a pesar de que el camino ha tenido sus luces y sus sombras.

  Por otro lado, y posiblemente gracias a cuestiones más profundas, de esas que desgarran el alma, de esas que hacen que todo parezca perdido, de esas en las que no eres capaz de reaccionar, de esas que te hacen recordar que la vida, aunque bella, puede doler mucho, de esas que te hacen crecer de la forma más efectiva posible; me he encontrado un poco más a mí mismo, y eso, siempre es algo positivo. Y una de las cosas que más me ha sorprendido encontrarme es lo arraigado que estoy a esta burbuja llamada Cádiz. No era consciente, no solo de lo bien que me encuentro aquí, si no de como mi carácter, tanto el más visible como el que no lo es, se ve complementado con esta ciudad.

  Cuantas veces habré criticado a más de un gaditano o gaditana por sus escasas inquietudes, por su tendencia a pensar que esto es lo mejor del mundo, y claro, aquí se vive con poco. Pues he de decir que a día de hoy no dejo de envidiar levemente esas posturas, son personas que necesitan, en efecto, muy poco para ser felices, y este boquete contradictorio y medio lumpen a veces, es capaz de suministrarles con creces lo que necesitan. Nunca seré como ellos porque soy de otra condición, pero me he prometido a mí mismo aprender todo lo que pueda de esa forma de entender la vida.

  Todos los sentimientos que os contaba se hicieron palpables al bajarme del avión, si, en Jerez, si, cerca del Don Tico; pero ya estaba llegando, llegando a mi hogar, y de repente desapareció la ansiedad. Después de más de dos meses de mi vuelta he de decir que no pudo ser una decisión más acertada. No sé cuántos lugares en el mundo ofrecen un día a día tan agradable, bien por el clima, bien por la idiosincrasia de sus gentes, o si esta última está más o menos influenciada por la anterior, pero en definitiva, la vida aquí es sencilla y agradable, y eso amigas y amigos, hay veces que no tiene precio. Cádiz es medicina para el alma.

  A todo lo anterior hay que añadirle las personas que me rodean en estos catárticos momentos. Algunas con las que ya contaba y daba por hecho que iban a estar ahí, y otras que o bien me han sorprendido gratamente, o bien acaban de aparecer en escena y han cobrado mucha importancia en poco tiempo. 

  En este momento podría estar compartiendo ideas de forma indefinida, pero como tampoco es la idea resultar pesado voy a ir terminando esta perorata, tan trivial y probablemente insulsa para los demás, tan necesaria para mí. Así que, que mejor manera de acabarla que compartiendo la idea más importante que planea sobre mi cabeza. Hay que abrazar la vida, venga como venga, la felicidad no depende de las circunstancias, es una cuestión de actitud, de conocerse, de aceptarse y quererse, de apreciar cada gesto, cada guiño, cada pedazo de afecto que alguien comparte con uno; cada sonrisa, cada abrazo; de emocionarse con las cosas, con la música, con los olores, con una imagen, con un libro o una película, con un momento; de compartir, de reírse, de bailar, de conocer… y como no, de aprender. 



martes, 8 de julio de 2014

08 de julio de 2014

  ¿Qué de tiempo no? La verdad es que no me he encontrado motivado últimamente para dedicarle un rato a mi querido blog. Así que no es que no tenga cosas que contar, si no que hasta ahora no me ha apetecido sentarme un rato a hablar conmigo mismo e ir dando forma a frases y párrafos para compartir. Y de repente, hoy, me han entrado muchas ganas. Eso sí, no tengo muy claro por dónde empezar, los recuerdos se van amontonando, difuminando, mezclando y a través de ese curioso y natural mecanismo, se va fraguando el imaginario que en definitiva quedará en mi memoria.

  Mis recuerdos más inmediatos son de mi paso por Casa Muriel, paso que ha tenido muchas más luces que sombras, pero del que he sacado en claro que no me dedicaría al rubro de la hotelería. Si bien es cierto que el trabajo no requiere de un gran esfuerzo físico, la carga mental que supone no sé si me gustaría llevarla en la mochila diariamente, básicamente, estás veinticuatro horas disponible y dispuesto, lo que esclaviza mucho. Ahora bien, la experiencia ha sido totalmente positiva, en primer lugar por lo agradable que es pasar unos días en ese oasis en medio de la gran urbe, no sé si os había hablado de ello, pero Casa Muriel es eso, un oasis, ajeno al ir y venir de las marabuntas humanas y mecánicas que inundan la ciudad, ajeno a los ruidos del tráfico rodado, al stress que respira Santiago. Un pasillo verde e interminable termina desembocando en un hermoso jardín que precede a una bella casa colonial. Al levantarte por la mañana no se oyen motores, se oye el canto de los pájaros que habitan en los árboles, en especial en un eucalipto de un porte inconmensurable para estar en medio de un jardín. Sólo por eso hubiera merecido la pena. Pero además, ha sido bonito convivir con personas diferentes, conocer gentes distintas, tener largas conversaciones con algún que otro pasajero, cocinar para gente y ver que disfrutan. Además, de todo aquello se ha hecho alguna que otra amistad. Sin ir más lejos, el pasado sábado estuvimos en una fiesta de cumpleaños de una amiga que hicimos allí, María, andaluza como nosotros. La conocimos en unas jornadas de trabajo en Casa Muriel de la Cosech, que es una organización sin ánimo de lucro que trabaja con cuestiones de género y cuyos integrantes degustaron una de mis paellas, la sangría se quedaron sin probarla, que tenían que trabajar. Otra cosa buena que ha tenido mi paso por Casa Muriel es que me dejaron auto para moverme, y la verdad que me ha venido bien para ir soltándome con al volante por  las calles y avenidas santiaguinas. Por último, en el tiempo que he pasado en el Hotel, me he dado cuenta de que echaba de menos nuestra casa en Chile, lo que me lleva a la maravillosa conclusión de que hemos creado un hogar aquí.

  ¿Del mundial que me decís? Toda Sudamérica está volcada y feliz con el mundial tenga lugar por estos lares, además de que ha sido todo un récord de los equipos americanos tanto en representación como en rendimiento, si no que le pregunten a los costarricenses o ticos como les dicen por aquí. Lo de España tenía que pasar, fin de ciclo, la cara amarga del deporte, pero es más amarga, yo creo, por haber probado las mieles de la victoria, y como no, por nuestra propia ideosincracia. Me alegro por los equipos de este maravilloso y rico continente, me alegro por que les han dado una lección de humildad a los clásicos (bueno a algunos). ¿Sois conscientes de que la plantilla entera de la selección de Costa Rica tiene el mismo valor de mercado que Mario Ballotelli? Muy fuerte. Parece que hay mucho de marketing y  de especulación en esto del fútbol ¿no? Y está bien que queden esas cosas en evidencia. Por mi parte, si os digo la verdad, no sé si era por la compañía o por cuestiones morales, sufrí mucho más con el partido de Chile con Brasil que con los partidos de España. Y no os podéis imaginar cómo ha estado la gente de volcada con la selección chilena, el recibimiento que tuvieron los jugadores al llegar a Santiago fue digno de unos auténticos campeones. ¿Alguna vez habéis visto eso en España después de que eliminaran a la selección en octavos de final? Allí es todo lo contrario, derrotismo y crueldad, al que un día ensalzamos y llevamos a la gloria, al día siguiente lo denigramos y ninguneamos sin ningún pudor, como si todo lo que hayan conseguido hasta la fecha no sirviera de nada. ¿Heredado de la cultura romana clásica? No lo sé, pero me gusta más la forma de proceder de los chilenos. Por cierto que ahora mismo está jugando Brasil, impresionante el Maracanazo 2.0 que está teniendo lugar, bueno 5.0 más bien. Lo que me jode es que esté siendo Alemania y no Colombia o Chile.

  Por cierto, otra cosa que tengo que contar, ¿sabéis donde estoy viendo el partido? En mi nueva oficina, la cosa está pintando muy bien por aquí con los proyectos que estoy moviendo y he creado una empresa que irá de la mano de Silvaqua, pero a este lado del charco, la hemos bautizado como WELANG, que significa verde en mapudungun, la lengua Mapuche. Una vez parida la empresa y realizados los trámites correspondientes, me he alquilado un espacio en un coworking de gran categoría, por lo que además de salir de casa, tengo compañeros y un ambiente de trabajo inmejorable.

  Ahora que estoy terminando esta entrada, caigo en la cuenta, mañana hacemos medio año en Chile, la verdad es que además de bien se ha pasado muy rápido. Y en contrapartida parece que llevemos aquí un siglo, lo que hace que estemos esperando el viaje a Cádiz como agua de mayo. Extrañamos mucho. Pero a pesar de eso, estamos felices, contentos con la decisión tomada y con el curso de las cosas por aquí. Medio año de vivencias, de descubrir, de reír, de llorar, de disfrutar, de socializar; medio año de asados, de cumpleaños, de eventos, de paseos, de salidas a comer, de visitas, de reuniones; medio año de nueva casa, de nueva bicicleta, de nuevas comidas, de nuevos amigos; medio año de dibujar, de escribir, de relatar, de conversar. Medio año de nuevos horizontes y esperanzas. Medio año más de amor.

  Continuará…


  PD: echaba de menos escribir.



jueves, 29 de mayo de 2014

29 de Mayo de 2014

  Hola a todas y a todos, a pesar de que últimamente estoy un poco introspectivo, ya estaba echando de menos contar algunas cosas. En cuanto a lo de mi estado, no alarmarse, más que preocupaciones, por suerte lo que están surgiendo son múltiples oportunidades, de ahí que dedique bastante tiempo a labores reflexivas. Hablando de reflexiones, no sé cómo se estará viviendo en España el actual panorama político que han puesto en evidencia las recientes elecciones europeas, desde la distancia se ve bastante esperanzador. Y más allá de los escaños obtenidos por uno u otro partido, me alegro en primer lugar porque la gente despierta, la creciente movilización popular se está traduciendo por fin en política y en una posibilidad tangible de cambiar el orden de las cosas. Y cuando digo política, digo política institucional, porque política ya se hacía fuera de las instituciones, pero bajo mi punto de vista creo que solo hay dos caminos posibles para cambiar las cosas, o desde dentro aceptando a priori las normas del juego para cambiarlas posteriormente, o mediante el uso de la violencia, sea lucha armada, huelgas indefinidas, desobediencia civil u otras formas de agresividad para con los poderes establecidos. En mi caso siempre he sido defensor de la primera de ellas, ya que creo que otra democracia es posible, que digo otra, una real, en la que los ciudadanos seamos parte activa en la toma de decisiones, en la que nuestra participación no se limite a depositar una papeleta cada cuatro años. En segundo lugar, me alegro porque por mi estrecha relación con la izquierda y con los movimientos sociales, sé, como sabemos muchos, que no son pocas las personas jóvenes con grandes capacidades, con gran oratoria, con coherencia, dispuestas a trabajar a destajo, y por tanto a gestionar tanto el cambio, como lo que vendrá después, que desde hace años llenan los movimientos sociales, las bases de los partidos a la izquierda del PPSOE, las aulas universitarias y tantos otros espacios de lucha social. Pues bien, a estos jóvenes ya nadie los toma a risa, se están ganando el respeto de las gentes decentes y el temor de las indecentes, esto tenía que pasar antes o después ¿O alguien fue tan ingenuo de creer que la generación más preparada de la historia iba a estar aletargada eternamente? Lo que pasa es que tanta capacidad de crítica, de librepensamiento, de reflexividad, y tanta preparación, al igual que abren un abanico brutal de posibilidades, hacen más difícil encauzar a la gente en una única dirección. Pues bien, esa dificultad la ha solventado la grave situación por la que estamos pasando. Ahora sí, parece que la dirección es clara, conseguir desde la izquierda una verdadera soberanía popular y construir a partir de ella un nuevo orden social, los debates sobre el cómo se gestionará este nuevo orden vendrán luego y se tendrá que impulsar la participación ciudadana en los mismos. Aunque, por suerte, parece que no son pocas las cuestiones en las que hay un amplio consenso. Por cierto, la gente de mi generación ya no somos tan jóvenes. Para finalizar esta perorata política, hecha desde mi ignorancia y probablemente pobre de contenido, solo quiero brindar por el poder popular y por una sociedad mejor, justa, igualitaria, educada, sana, y como no, contenta. ¡Salud!

  En otro orden de cosas, he de decir que últimamente hemos estado bastante entretenidos por estas latitudes. El primer recuerdo que me viene a la mente de estos últimos veinte días es el del gran Drexler cantando Cai creo que caí para miles de personas en un teatro al otro lado del charco, por supuesto antes de cantarla dio las gracias a mi tierra, entre otras cosas, por el cariño recibido, y no venía a cuento hablar de Cádiz en Santiago de Chile, por lo que está claro que le salió del alma. Gran concierto, aunque he de decir que para escuchar en casa, el último disco no me gusta tanto como otros, ya que creo que se ha centrado más en la elaboración musical que en la poesía.

  Otra cosa que ha tenido lugar en estos días ha sido una efeméride de gran importancia para mí, nuestro segundo aniversario de bodas. Y para celebrarlo nos hemos ido un fin de semana a una cabaña al Cajón del Maipo, un lugar maravilloso que es impensable que esté tan cerca de esta inmensa urbe. La cabaña estaba junto al cauce del Río Maipo, que da nombre y vida al lugar, desde una terracita en la cabaña, podíamos contemplarlo durante el día, o mirar las estrellas por la noche. Dormir y despertar con el sonido de un río me parece una cosa magnífica. En medio de la cabaña, una salamandra calentaba la estancia, y junto a ella, grandes conversaciones y una sensación de extrema felicidad. No voy a volver a elogiar a la mujer que ha querido que caminemos juntos por la senda de la vida porque no quiero ser reiterativo, pero si quiero decir una vez más que agradezco enormemente el estado de felicidad en el que vivo, y que está por encima de las circunstancias.

  Por supuesto tampoco han faltado los eventos con Camilo y compañía, de entre los cuales destaca la despedida de David. Sí, el etarra como le dicen aquí por el mero hecho de ser vasco, se ha marchado a Calama, en principio a trabajar, no sé si terminará montando un comando… Ahora en serio, se ha ido a trabajar allí ya que la empresa estaba teniendo complicado buscarle hueco en Santiago, así que tras meses de espera ha decidido probar suerte en Calama, y la verdad es que está, como decimos en Cádiz, a una tiraita. Ha sido una alegría conocerlo, e imagino que fruto de las circunstancias, en muy poco tiempo se ha convertido en un buen amigo al que, vea más o menos a menudo, recordaré siempre como una gran persona. Una de las cosas que más me gustan de él es que le gusta y sabe discutir, podemos discutir largas horas sobre un tema sin aspavientos ni enfados, respetando los argumentos del otro y nutriéndonos de las ideas mutuas en un ejercicio de reflexividad compartida.

  Hablando de eventos con Camilo, han tenido lugar una serie de quedadas para trabajar entre amigos en mejorar el patio de Juan Gozón (la casa de Camilo para quien no lo recuerde), acudimos a una de esas jornadas y disfrutamos bastante, de la compañía y del trabajo realizado. La verdad es que el patio ha mejorado notablemente, y eso redunda en beneficio de todos ya que es el centro social habitual de casi todas las reuniones. Otro evento del que a lo mejor termina saliendo incluso algo lucrativo han sido mis paellas, hemos comprado incluso una paellera grande y un fogón especial para acoplar a las cocinas, y estamos pensando hacer eventos periódicos de gastronomía española en Casa Muriel, como los que hacemos para nuestro goce y disfrute, pero abiertos al público para sacar unas perrillas que nunca vienen mal. No, si al final termino dedicándome a la hostelería… Espero que no, que es muy sufrida.

  Por último, comentaros que se está cociendo visita a Cádiz en septiembre, así que preparaos para recibirnos como merecemos, es decir, con cachondeo y cervecita sobre todo, pero sin que falten los besos y los abrazos. ¡Hasta otra!


  Continuará…




viernes, 9 de mayo de 2014

09 de Mayo de 2014

  Hola amigas y amigos, ¿qué de tiempo no? La verdad es que lo echaba de menos, pero no he andado sobrado de tiempo estas últimas semanas, ya que he estado bastante liado por trabajo, y si he tenido pequeños descansos, no me apetecía pararme frente al ordenador por más rato. Pero aquí estoy, transmitiendo de nuevo como nos van las cosas por aquí.

  Estos días hemos tenido la suerte de tener en casa a Raúl, un nuevo individuo que se ha sumado a la aventura chilena y que fue compañero de Bea en Cádiz durante tres años, y las cosas de la vida, ahora es compañero suyo en el Hospital de San José. Congeniamos desde el primer momento, además fue en plan cita a ciegas, ya que Bea estaba de turno el día que llegó y apareció en casa sin que nos conociéramos previamente. Un gran fichaje, y encima también es un gran fichaje futbolístico que hemos hecho para nuestro equipo por que el tipo se pasa jugando a la pelota. Además, compartimos bastantes ideas y por si fuera poco, nos ha regalado entradas para ir a ver a Jorge Drexler esta noche, en el “Teatro Caupolicán”, que es un lugar con solera y que queda cerquita de casa. Ya os contaremos que tal el evento.

  En cuanto a trabajo, como ya os he dicho he andado liado, ya que ha entrado trabajo de España y probablemente entre más. Y como dato curioso, durante tres semanas de Junio voy a tener un trabajo totalmente novedoso para mí, ya que los varones del Clan Kraljevich, es decir, Juan, Camilo y Sebastián, parten para Brasil a ver el mundial y yo me quedo al cargo de “Casa Muriel”. María Eugenia se les suma más tarde y disfrutarán los cuatro de la última semana del viaje. Así que a ver como se me da el asunto de la hostelería, espero que bien, de momento voy a sentirme un poco más útil esos días, y seguro que disfruto de buenos momentos, con lo que me gusta hablar a mí.

  ¡Por fin he conocido la Maestra Vida! Una salsoteca de la que Camilo y los suyos llevan hablándome un montón de tiempo. Y por fin el otro día hice escala allí, un sitio muy particular y con mucho swing, la verdad es que no desmerece la fama que le dan. Gente de todas las edades bailando salsa en un local con sabor añejo y un ambientazo caribeño que te hace disfrutar bailes o no. Otra cosa que he conocido en estos días ha sido el Bar “La Unión”, un lugar que se convirtió en guarida de escritores durante la dictadura, y que conserva todo su sabor. Allí tuvo lugar la presentación del último número de “Baño Solo para Clientes”, con el que sigo colaborando, y quizá colabore aún más en los próximos tiempos, ya os contaré.

  Otra cosa que por fin he tenido la suerte de hacer es ver por fin algún directo de los amigos de Camilo, en este caso de “Mákina Kandela”, grupo en el que Gina toca la tambora colombiana junto a varios músicos para quitarse el sombrero y que hacen cumbia y música colombiana con un aporte de influencias más contemporáneas así como de folklore chileno. Se pasan.  

  Por supuesto que estos días ha habido también su correspondiente asado en Casa Muriel, asado que complementamos con una empanada gallega elaborada por el menda que hizo las delicias de los comensales aunque esté feo que yo lo diga. Según ellos ya hago tres cosas bien: la sangría, la paella y la empanada, poco más… serán mamones. Ya lo he dicho en alguna ocasión, pero el humor de esta gente se complementa con el nuestro de forma natural y sin forzarlo, y eso, me hace sentir como en casa. La verdad es que si no fuera por la de gente que echamos de menos, parecería que lleváramos una vida aquí, y creo que gran parte de la culpa la tienen aquellos con los que nos hemos topado al llegar. Gracias gente.

    Por cierto, estamos buscando vuelo para ir de vacaciones a Cádiz un par de semanas, y todo apunta a que será en septiembre… Que ganas de abrazar a tanta gente y disfrutar de su calor y del calor de nuestra tierra. Eso sí, que pocas ganas de volar catorce horas.

  Por cierto, te lo debo Juanita, el día de la madre ha sido recientemente, y si bien te felicité discretamente vía whatsapp, he de decir que estuve todo el domingo acordándome de ti. Imagino que todo el mundo pensará que su madre es especial, pero creo que tú te llevas la palma, tu persona es tan compleja que ahí reside tu riqueza, y por encima de todo, tu ética y tus ideas han sabido hacer de mi mejor persona, además de tu extrema paciencia en las labores educacionales. Y cuando digo extrema es extrema, gracias por eso. No sé si los padres de tus alumnos son conscientes de la suerte que tienen de tenerte como maestra de sus hijos, espero que muchos sí. Y a pesar de que si la memoria no me falla, tú profesión era tu segunda opción, la has ejercido siempre con vocación. Otra cosa que he de agradecerte en grado sumo, es tu pasión por la lectura, que desde niño has sabido transmitirme, creo que yo sería una persona totalmente distinta sin ese gusto por los libros. Otra cosa que me has sabido inculcar es la indignación ante las injusticias, y como no, el esfuerzo por buscar siempre el diálogo entre las personas. He de decir que tengo mucho de ti, y me alegro. Te quiero mamá.

Continuará...



jueves, 17 de abril de 2014

17 de abril de 2014

  Hola amigas y amigos, no se si es mi récord, pero la verdad es ya hace unos quince días que no escribía ninguna entrada, y el motivo no es otro que el tiempo que me ha demorado la nueva sección que estreno hoy, la cual, imagino que siendo la primera no será más que una primera visual por la gastronomía del país, pero espero ir alimentándola, nunca mejor dicho, a lo largo de nuestra estancia aquí. Además de eso, está por aquí Rosa, la mamá de Bea, con lo que la semana está siendo especial en cuanto a tiempo disponible para mis cuestiones, cosa que me agrada bastante siempre que sea por motivos de esa índole. La verdad es que está siendo un placer tener a Rosa aquí, y creo que ella está bastante a gusto y cómoda en nuestra humilde morada. Y por supuesto, se que se va a ir muy contenta con la impresión que se está llevando de nuestra vida en tierras chilenas.

  Como siempre que me demoro en escribir, pierdo un poco el orden de los días en mi cabeza, pero no creo que sea asunto de importancia si la experiencia tal o cual, fue un día u otro, lo importante es que quede constancia y que ustedes disfruten con mis breves historias. Cosa que he de decir que para mi sorpresa hace bastante mas gente de la que me esperaba en un principio, el blog ha superado recientemente las dos mil visitas, cantidad nada desdeñable para un blog de andar por casa y de tan corta edad. Gracias a todos y todas por seguirme, y empujarme de ese modo, a continuar y disfrutar de mi labor.

  Por fin he visitado “La Vega”, que es un mercado inmenso de frutas, verduras e insumos varios, en el que se vende al por menor y al por mayor, y en el que se abastece medio Santiago, tanto particulares, como dueños de comercios y establecimientos hosteleros de diverso pelaje. Si la primera vez que visité la feria del barrio me quedé alucinado, en “La Vega” me he quedado de piedra, es la locura total, olores de todo tipo, bullicio, perros, autos buscando aparcamiento, comerciantes ofertando sus productos a gritos. Otros, más discretos, simplemente colocan sus carteles, y otros, imagino que debido a su fama, no hacen ni una cosa ni otra y están repletos de clientela. Encuentras cantidad de cosas y todas ellas, mucho mas baratas que en cualquier otro lugar. Otra cosa destacable es su ubicación, en pleno barrio de Independencia, en un Santiago mucho mas auténtico, con más sabor y como decimos en mi tierra, con más solera. Alrededor del mercado se encuentran numerosos bares que de donde yo vengo los llamaríamos baches, pero que aquí gozan de un carácter bastante familiar, además de que en muchos de ellos, se reúne gente a cantar y tocar canciones populares. Vamos, lo mas parecido que he visto aquí a una peña carnavalesca. Concretamente el Camilo tuvo a bien llevarnos a “La Milla”, un bar atendido por tres señoras de edad avanzada en el que degustamos unas empanadas y unas cervezas al son de las cuecas que cantaban y tocaban los habitantes de tan autóctono lugar.

  Otro sitio que por fin hemos visitado es el Cerro de San Crístobal. La verdad es que con esto de que venimos a quedarnos, hemos dejado un poco de lado las cosas más turísticas, pero como ha venido visita hemos querido subir, y he de decir que merece la pena, pero mucho más si vives aquí, ya que es un oasis de silencio y paz en medio de esta inmensa urbe. Todo el asunto que rodea el lugar es de índole religioso y, será por eso, que la gente discurre por este haciendo poco ruido, y encima se escucha una musiquita celestial que invita a la meditación, o a la siesta según el caso. Además, ni que decir tiene que las vistas son espectaculares, desde el cerro si te puedes hacer una idea de la inmensidad de esta ciudad, ya que se puede contemplar en casi toda su extensión. Eso sí, la bajada del cerro fue tarde, y lo que encontramos abierto fue un bar de cuicos en pleno patio de Bellavista (una pijada para turistas y gente de plata), y para que veáis que las apariencias engañan, ha sido el primer sitio donde me ha sentado mal algo de comer, he estado dos días con una gastroenteritis del quince por un pebre en mal estado. Tres meses visitando los mas selectos baches de la ciudad, comiendo alimentos en la calle o en cualquier kiosko, y la primera cosa que me hace ponerme malo, me la sirven en un bar pijo. Por supuesto lección aprendida, ni una vez más, y es que es mucho mejor ir a los bares que me recomienda el Camilo, no fallan.

  Como no podía ser menos, no ha faltado su asado en Casa Muriel, en el que Rosa conoció el lugar, al señor Juan, al Camilo, a la Gina, al Julián, y a otros visitantes, el Pareja y la Emi. Ha sido un placer poder disfrutar de nuevo de la compañía de estos últimos, la pena ha sido la coincidencia de visitas, y fruto de ello, no haberlos podido acoger en casa, y no haber podido disfrutar mucho más de tan grata pareja, uno por el cariño que le tengo desde hace muchos años, y la otra por que es encantadora; pero en fin, algo es algo y no se puede tener todo, además, si todo va bien volverán en mayo, eso si no nos colamos antes por Mendoza. Otra pena fue que no estaba María Eugenia, por lo que Rosa no ha podido conocerla aún y no se si le dará tiempo. Lo bueno fue que echamos un buen rato, y lo mejor, la palanca, un corte de vacuno que aún no habíamos probado y que nos pareció exquisito.

  Otra visita que me ha impactado ha sido al cementerio, al que fuimos con Rosa y así aprovechamos para que conociera también la zona de trabajo de Bea. Pues bien, aquí se le rinde bastante culto a la muerte, y por supuesto, hasta los muertos mantienen su estatus social, impresionantes los mausoleos de los cadáveres de rancio abolengo, e impresionante que de estas familias, al menos un sesenta por ciento según mis cálculos, poseen apellidos vascos, Eyzaguirre, Echenique, Goicotxea, Irarrázaval, Jaúregui, Aguirre, Balboa, Zañartu, Larraín, incluso el malnacido de Pinocho, por si no lo sabíais, era Ugarte de segundo. Desde Euskadi vienieron, no se en que momento, para quedarse, gente de fortuna o a hacer fortuna. Lo que no entiendo es como estos chilenos no le sacan mas partido al cementerio a nivel turístico, ya que disponen de una maravilla de museo al aire libre, que nada tiene que envidiarle a otros cementerios de mayor fama mundial.

  En fin, entre visitas y paseos, he de decir, que aunque cada vez nuestra vida aquí sea más cotidiana, esta ciudad no deja de sorprenderme.


  Continuará...




jueves, 3 de abril de 2014

03 de Abril de 2014

  ¡Hola! Esta vez he batido el récord de tiempo entre entrada y entrada, y lejos de justificarme, cosa que no creo necesaria, sí me gustaría compartir con vosotros los motivos de tan dilatada espera. En primer lugar, el día que me puse a escribir, recibí una carta de nuestra querida Agencia Tributaria, que si bien no viene al caso discernir, sí que me puso de mala leche para varios días, de hecho si hubiera sido posible, me hubiera borrado de España, donde los cuatreros que se lo llevan a manos llenas reciben amnistías fiscales, y los pobrecitos que intentamos salir adelante pagamos los platos rotos, pero bueno, que os voy a contar que vosotros no sepáis, al menos, desde que estamos aquí, no oigo la palabra crisis cada quince minutos, ni va perdiendo su trabajo la gente allegada, a pesar de que tengan otros problemas como la brecha salarial.

  Luego, pasado el mosqueo y asumido el cobazo casi incuestionable del ente fiscal, se jodió el ordenador, otro gasto, porque está claro que aquí no podemos andar sin semejante herramienta que, entre otras cosas, nos permite estar en contacto con nuestra gente. Así que a pesar de haber adquirido uno nuevo al día siguiente, mi humor volvía a estar ausente, y con él, las ganas de escribir o comunicarme por cualquier medio. Y ya pasados ambos trances, hoy parecía que iba a ser un buen día, pero voy y me levanto medio malo, con un poco de fiebre y bastante congestionado, así que otro día más iba a capitular sin dejar constancia de nuestras andanzas. Pero entre lo cansado que estoy de leer y de jugar a la xbox, y que tras ingerir un San Ibuprofeno me he venido arriba, parece que me han entrado ganas de relatar.

  A todo lo anterior hay que sumarle, obviamente, que nuestra vida aquí está pasando a ser nuestra realidad, nuestra cotidianidad, y con ello, pasan menos cosas destacables y dignas de mención. Pero rascando un poco, siempre hay algo que contar o de lo que hablar, y si no, a expresar sentimientos y así los comparto.

  Lo primero que quiero comentar es el grave suceso de antes de anoche, cuando la Pacha Mama decidió sacudir a nuestros vecinos del norte con un terremoto, y nada de temblor, Señor Terremoto, de 8,3 grados en la escala Richter, y con su correspondiente alerta de tsunami. Por suerte cabe destacar varias cosas: el tsunami quedó en simple marejada causando tan sólo daños en algunos puertos, poca gente fallecida a causa del sismo, tan sólo seis y de los cuales, si no me equivoco, cuatro eran personas mayores que murieron por un infarto del susto. Y por último, y en lo que respecta a nosotros os lo resumo fácilmente, ha sido como si viviendo en Cádiz hubiera habido un terremoto en París, ya que el sismo fue en Cuya, que está de Santiago como a unos 1.600 Km en línea recta, así que no nos enteramos hasta la mañana siguiente al ver el aluvión de mensajes recibidos desde tierras españolas, eso sí, gracias a todas y todos los que os habéis preocupado por nuestra integridad, os queremos y no sabéis cuanto os echamos de menos.

  Lo siguiente que quiero transmitir es que ha llegado el otoño, y con él, la gran marea humana que discurre por Santiago cual marabunta, eso es peor que el frío, ya que éste solo se deja notar en la mañana temprano y en la noche, aquí el Sol ruge con fuerza, y aunque en la mañana hagan siete grados, en cuanto asoma el Lorenzo suben los termómetros hasta los veinte con una facilidad pasmosa. Pero lo de la marea es casi insostenible, por ejemplificar, no os imagináis la tamaña empresa que supone pillar el metro en hora punta, los roces de los extintos domingos de coros en la plaza se quedan en pañales, hay que entrar a empujones, y lo mismo para bajarse, el calor y la hediondez humana llegan a un límite totalmente insalubre, física y mentalmente hablando, por suerte, los desplazamientos son rápidos y la estancia en el infierno no pasa de unos diez o quince minutos. Luego sales a la calle y te sientes libre como un pájaro.

  Otra desventaja que ha tenido la llegada del otoño es la disminución de eventos y asados, aunque alguno que otro ha quedado estos días en el camino, uno de ellos, con motivo de la mudanza del Pini, y con el fin también de enseñarles a los amigos cordobeses un poco de vida chilena de puertas para adentro y un elenco de gente buena e interesante que conocer. Ese concretamente estuvo de gran categoría, a excepción de que se partió el taburete sobre el que descansaba y me caí sobre una bicicleta clavándome un pedal en la espalda. Aún tengo la herida, pero lo más divertido del asunto fue que mientras Miguel, uno de los cordobeses comentaba con sorna la jugada, sufrió la misma suerte y dio tremendo culazo en el suelo. Por cierto, hablando de ellos, Álvaro ya ha tenido la suerte de encontrar trabajo, ya que al no tener problemas por vivir en un sitio u otro, le han ofrecido trabajo en la Región Austral y allí que se marcha. Yo no podría, ¿os imagináis venirnos Bea y yo a la otra punta del mundo para estar entre nosotros a 3.000 Km de distancia? Así que al estar mi área de acción mas restringida, estoy demorándome un poco más, pero bueno, en el tema empresarial van avanzando las cosas bastante bien y con muy buenas perspectivas.

  Por cierto, antes de que se me olvide quiero comentaros que he añadido términos al diccionario y que estoy preparando una nueva sección que verá la luz en breve y de la que ya tendréis noticias. Y más adelante, cuando tenga un poco más de recorrido, me gustaría hacer otra sección de consejos útiles para los que se vayan a exiliar a tierras chilenas.

  Por supuesto tampoco ha faltado su correspondiente almuerzo familiar en Casa Muriel, con la gente del Camilo, con la que una vez más, quiero recalcar que me siento como en casa.

  Bueno, y para terminar quiero dejar constancia de lo orgulloso que me siento de compartir mi vida con una MUJER como Bea, y digo MUJER, en mayúsculas, por que su persona es mayúscula. Soy todo un afortunado por poder caminar junto a ella por la senda de la vida. Es una profesional como la copa de un pino, se ha ganado el respeto de sus compañeros y como no, de los pacientes, incluso algunos le preguntan ya si tiene consulta privada. Se levanta como una campeona dispuesta a atravesar Santiago por el subsuelo para ir a hacer lo que más le gusta, trabajar salvando y mejorando la vida de los habitantes de este mundo, y además, de los habitantes más desfavorecidos, lo que lo convierte en algo más digno de respeto si cabe. Lo hace feliz, con una vocación ciega, disfrutando y aprendiendo, sustentando nuestro pequeño núcleo familiar con una entereza que ya la quisieran muchos y muchas. Además de eso, es mi compañera, mi amiga, mi amante, mi confidente, mi hombro donde reposar, la que me alegra la cara con sus payasadas y con ese arte que tiene, la que me comprende, me valora, me quiere y me hace feliz. Me alegro de estar viviendo con ella esta experiencia tan fuerte, por que igualmente saldremos fortalecidos de ella como pareja. Mil besos de esos.

  Continuará...