sábado, 25 de enero de 2014

25 de Enero de 2014

 ¿Me echabais de menos? No creo que mucho, pero bromas aparte, ya con la rutina más o menos establecida, los días entre semana dan para menos historias. De todas formas, aunque no tengo gran cosa que contar, me apetecía dedicarle un ratito a este asunto del blog.

  ¡Ya tengo bicicleta yo también! Y ya hemos podido ir los dos juntos con ellas por las calles santiaguinas. Por supuesto por la acera, o vereda, que es mas de aquí, ya que no nos atrevemos todavía a compartir carril con los autos locos, porque si bien los chilenos son bien tranquilos en general, todo su nivel de estrés da la cara cuando se ponen al volante. El primer desplazamiento ha sido al centro, donde quedamos en plan cita a ciegas con un nuevo compañero de Bea que acaba de llegar a Santiago. Quedamos con él en la puerta de la Catedral, que por cierto es preciosa, al menos por fuera, ya que por dentro no pudimos verla porque estaban a punto de cerrar. Pues esperamos a David con incertidumbre, y después de un ratito de demora debido a que no tuvo en cuenta la magnitud de las distancias en esta gran urbe, apareció un chaval joven, de aspecto agradable y con pinta de ser afín a nosotros. Y así es, para que os hagáis una idea, además de traer su correspondiente maleta grande cargada de ropa, zapatos y enseres personales, traía una maleta de mano cargada con diversos aperos lúdicos. Entre ellos, el Bang, que es un juego de cartas al que somos bastante asiduos y que a pesar de tener en posesión dejamos en Cádiz, el juego de cartas de Juego de Tronos, y el producto estrella, la Playstation 3, con su correspondiente juego de fútbol. Por supuesto ya los hemos usado para amenizar nuestro día a día. ¡Qué frikis somos!

  La primera quedada con David fue por la tarde, pero estábamos tan a gusto conversando que terminamos caminando hasta casa y comprando unas cervezas en la botillería, que no es otra cosa que las tiendas donde venden las bebidas etílicas, además de en los supermercados. Y después de armarnos de un six-pack de nuestra querida Escudo, pasamos por el Sésamo a por unos bocadillos. Los bocatas de ese lugar son tan exquisitos como brutales. Y además te dan a elegir el pan, que puede ser amasado (para mi el mejor), que es una especie de mollete pero más crujiente; frica, similar al pan de hamburguesa; o pan de molde tamaño XXL. Por cierto lo de six-pack no es otra cosa que un pack de seis latas de cerveza, ya sé que lo del pack de seis es obvio, pero podrían ser seis botellines o seis litronas.

  Lo del pan aquí es una maravilla, no es como en Cádiz que hay mil panaderías y a la vez ninguna, ya que panadería debe ser un lugar donde se hace pan, no donde se mete al horno el fabripan o sucedáneo de pan que tristemente nos acompaña desde unos años atrás en nuestras mesas españolas. Aquí, excepto en los supermercados grandes, que sí es pan precocido, en el resto de lugares es pan de verdad, PAN con mayúsculas. Cómo lo echaba de menos. Y el pan estrella de este país se llama marraqueta, que son como dos piezas unidas, tiernas y sabrosas. Nos encanta.

  ¡Casi se me olvida! Hemos pasado nuestro primer temblor, o sismo sensible como le dicen en los informes científicos. Eso sí, sensible para el que tuviera algún sentido disponible, ya que fue a eso de las seis de la mañana y nos enteramos luego. Ya me dijeron los que me conocen bien que era lo que iba a pasar, ya que saben que duermo como un lirón, y como podéis imaginar Bea también. ¿O como pensáis que pudo aguantar dormir conmigo cuando era un pedazo de gordo? Roncaba cual oso pardo. Por suerte, el oso se ha quedado hibernando en la cueva junto con los treinta kilos que he perdido, y espero que no salgan nunca del boquete, ni lo uno ni lo otro.

  Por último, ayer tuve la suerte de recorrer de nuevo la feria del barrio, y he vuelto a llenar la nevera de frutas y verduras exquisitas. Ayer Bea y yo, hicimos nuestro primer guacamole, que si bien es de origen mexicano, aquí se consume bastante por la abundancia de aguacates, o palta en términos locales. Entre que la materia prima era excelente, y que lo hicimos en equipo y con cariño, quedó riquísimo. En serio, ya sé que lo he dicho con anterioridad, pero son una pasada la calidad y el sabor de los productos que pueblan los tenderetes de la feria. Y no os he hablado del tamaño, todo gigante y sin modificaciones genéticas, para que os hagáis una idea, en la foto al pie, las cebollas están junto a unos pepinos que no son pequeños en absoluto. Cebollas como balones de reglamento.

  En la noche de ayer, a pesar de ser viernes, no hicimos nada debido al cansancio, y en unos minutos nos bajaremos a la piscina, que si bien lo de tener piscina en casa es de cuicos, no somos tan tontos como para no hacer uso de las comodidades que se nos ofrecen. Ciao.


  Continuará...



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