Hoy
hace 29 años que vino al mundo una persona muy especial para mí.
Así que quiero dedicarle esta entrada con todo mi cariño.
¡Felicidades Hermano! Te echo de menos.
Una
vez mas, he dejado transcurrir tres días para acumular experiencias
y sensaciones que contar. ¡Ya tenemos casa! ¡Y Bea ya tiene
celular! Bien por los peruanos.
La
casa es una maravilla, nos encanta, está en un piso decimoquinto, es
muy luminosa, está bien ubicada, tiene todo el mobiliario nuevo, y
el edificio pone todos los pijeríos posibles a nuestra disposición:
gimnasio, sauna, spa, sala de pool (un billar de toda la vida),
piscina, terraza para los asados con barbacoas, o quinchos como se llaman aquí. Vamos un edificio de “cuicos”, que es el término
empleado para lo que nosotros llamamos pijos. Pero no preocuparse que
seguiremos siendo nosotros mismos. Lo que no quita que disfrutaremos
de todas y cada una de las ventajas de vivir aquí.
Y
no os podéis imaginar la tranquilidad que da la posibilidad de
comunicarme con Bea, que llevábamos una semana sin poder saber el
paradero del otro y no ha sido muy agradable. De hecho, acabo de
recibir un WhatsApp suyo contándome que ha llegado bien al curro,
a pesar de que el microbús que enlaza el metro con el hospital se ha
retrasado un poco. ¡Así si!
Eso
sí, como podéis imaginaros, entre el traslado, el equipar la casa,
y las múltiples lavadoras de ropa sucia acumulada, no ha habido
hueco para la vida social, y tampoco para pasear. Así que es posible
que la presente entrada os esté resultando un poco tediosa.
De
todas las tareas que hemos realizado en estos días, las mas cansinas
han sido las compras. Todo el día a vueltas con los distintos
supermercados del barrio. Y es que es una locura, en un súper hay
café pero no hay filtros de cafetera. En otro tienen los filtros
pero no tienen café. En uno tienen fregona, pero no tienen cubo. En
otro tiene cubo pero no fregona. Muy divertido. Por supuesto ya tengo
ubicados también los bazares, las ferreterías, las panaderías y
los comercios de todo tipo. Y una cosa que tengo muchas ganas de
descubrir, los mercados ambulantes, hoy ponen uno en el barrio que
pienso visitar en un rato. Ya os contaré que tal en mi próxima
entrada.
Por
cierto, en cuanto a lo último que escribí quisiera comentar dos
cuestiones. La primera de ellas es que el Pisco no es de origen
chileno, aunque está tan arraigado en la cultura local que me hizo
pensar que si lo era. Es de origen peruano. Mis disculpas al Perú.
Por otro lado, os sorprendería que no volviera a hacer mención a
las arañas. Simple terapia. Intentaba olvidarlas. Pero como me han
asegurado que el edificio es tan nuevo que las malditas no han tenido
tiempo de instalarse, se está disipando mi fobia.
Estoy
leyendo un libro muy recomendable de la Allende, “Inés del Alma
mía”, más que nada por tener una idea de la historia de este
hermoso país. Y la verdad es que empiezo a ubicar a numerosos
personajes cuyos nombres son ostentados por diversas calles y plazas
de esta urbe.
¡Ah!
Y esta tarde recojo otra herramienta que preveo que nos va a ser muy
útil. Le hemos comprado una bicicleta a Ale. Aquí anda mucha gente
en bici, ya que el transporte público, si bien no está mal del
todo, no cubre todas las zonas. Y para aquello de ir a comprar el
café me va a venir muy bien.
A
ver que nos depara el inminente fin de semana.
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